Elijah está en su castillo, dentro de la bañera relajado, llaman a la puerta, es su hermana Shenne.
_Adelante. - Dice él.
Ella entra sonriente.
_Shenne, ¿qué haces aquí?
_Me tienes preocupada, llevas aquí cuatro horas. - Dice sentándose en el filo de la bañera.
_Soy el segundo rey de Dark Fairyland Shenne, tengo muchas cosas en la cabeza. Muchas cosas que hacer, que pensar, decisiones que tomar.
_¿Y alguna de esas cosas te preocupa?
_Si.
_Cuéntamelo.
_No hace falta.
_Eres mi hermano.
_Y por eso no voy a contarte nada.
_No va a pasarme lo mismo que a Swaity.
_¡Y tú qué sabes joder!
_A mi no me levantes la voz Elijah.
_Largate de aquí.
Ella se levanta le echa agua en la cara y se va enfada.
Elijah se acomoda más, echa la cabeza para tras y la apoya en el filo. El baño parece una sauna, todo lleno de vaho, los cristales de la pared de enfrente están empañados. La humedad hace que se resbale hasta que él se sumerge por completo.
En uno de los espejos, aparece el reflejo de Joseph.
_¿Elijah? - Le llama él con seriedad.
Él sube hacia arriba, el agua se queda hasta los pectorales.
_¿Qué pasa Joseph?
_Por fin te encuentro, te he estado buscando por todo el castillo.
_¿Que pasa?
_Hemos echo una lista de todos los seres de los que sospechamos.
_Perfecto.
_¿Estás bien?
_Si, es Shenne, que me preocupa, no quiero que le pase nada.
_Es normal, es tu única hermana.
_Pues por eso, no hay nadie más, salvo mis amistades. Y sigo sin saber nada de mi madre.
_¿Aún la buscas?
_¡Claro que la busco! Desde que era niño, y aún no he sabido nada de su desaparición.
_Algún día la encontrarás.
_Eso me decían mis consejeros.
_Y yo también te lo digo.
Elijah sonríe, cierra los ojos y se relaja de nuevo.
_Venga, sal de ahí y te vienes a mi casa.
_Mejor vente tú, estoy muy agusto aquí.
_Vale, pero no me recibas en toalla.
_No te voy a recibir directamente, vamos a hablar aquí.
_¿En la bañera?
_Tu si quieres te metes dentro, me da igual. Pero yo no me voy de aquí, necesito relajarme y el agua ardiendo es lo mejor que hay.
_Está bien.
Joseph se marcha, Shenne lo ha escuchado todo detras de la puerta, sin que Elijah lo escuche, se va.
Shell sale de su habitación muy serio, se encuentra con Sberl, un chico joven de cien años. Tiene el pelo corto, de color negro, y rojo. Sus ojos de cristal, su piel negra, es algo y fuerte, es uno de los médicos del primer grupo.
_¿Qué haces aquí?
_Quería comentarte algo líder.
_Adelante.
_Han llegado las armas de Inwayno, pero no sabemos dónde meterlas.
_No te preocupes por eso, mételas con nuestras armas.
_No podemos.
_¿Cómo que no podéis?
_El calor de las armas, destruye las otras.
Sshell abre los ojos sorprendido.
_Vale, pues meterlas en el búnker.
_¡Si líder!
Sonríe y se marcha con paso ligero, Sshell se queda pensativo, se apoya en la barra que tiene en frente, con la mirada perdida.
_¿En qué piensas? - Le pregunta Zawniet, despertándolo de sus pensamientos.
_En nada. - Le dice con una sonrisa fugaz.
_Puedes contármelo.
_Zawniet, no es nada, déjalo estar. - Le dice enfadado.
Ella se queda callada, se da la vuelta, dispuesta a irse, pero él la detiene dándole un fuerte abrazo. Apoya su cabeza en el hombro de ella, la respiración de Zawniet es jadeante. Él tiene un brazo en la clavícula, con la mano en el hombro derecho y el otro en sus costillas. Los latidos de su corazón se aceleran, las mejillas de ella son rojas, Zawniet traga saliva, está quieta, sin saber que decir.
_Lo siento, lo siento Zawniet. No quiero que los pensamientos de mis malos días, te lo hagan pasar mal.
Ella afloja sus cálidos brazos y se da la vuelta, mirándole fijamente, pone sus manos en sus mejillas y le besa.
_Eso no va a pasar, cuenta conmigo para lo que sea. Mírame bien Sshell, para lo que sea, tu vida es la mía, y la mía siempre será la tuya.
El sonríe, la besa apasionadamente y la abraza.
_Gracias, muchas gracias por todo lo que haces.
_No tienes por qué darlas.
Se separan, y se sonríen al mismo tiempo, se marchan juntos a la planta de abajo.
Zawniet, la esposa de Sshell, su belleza solo es comparable con la Luna. Mide un metro sesenta. Es ágil, fuerte, su pelo es plateado y largo hasta la cintura, su piel rosada y perfecta. Sus ojos verde agua, son grandes y brillantes.
La corte de los búhos espías es enorme, mide más de noventa metros, al rededor de ella hay un escudo protector invisible, es blanca por fuera, los marcos de la ventana son grises. Por dentro las paredes son blancas y negras, el suelo es de madera, a veinte pasos de la puerta principal, está el salón. Dos sofás camas negros, grandes, en frente hay una gran estantería llena de libros. Detrás de ella, está el búnker, donde tienen las armas de Inwayno. En frente del salón hay unas largas escaleras que llevan a la planta de arriba. A la izquierda de él esta la cocina.
La planta de arriba tiene las paredes blancas, la barra es roja. Las habitaciones y baños son innumerables, como los que viven allí, en cada habitación, hay la columna vertebral de un humano asesinado, utilizada como símbolo de victoria._¿Vas a contarme eso? - Pregunta ella sonriente.
_Está bien, está bien. Verás, he hecho un trato con la diosa oscura.
_¡¿Que has hecho que?! ¿Pero como se te ocurre?
_Escúchame, es un tema serio, del primer rey de Dark Fairyland, no puedo contarte más cariño.
_Por favor, continúa, no me dejes así.
_Ni se te ocurra decir nada Zawniet, esto es muy importante.
_Puedes confiar en mí.
_El rey es medio demonio, tiene sangre humana. La humana que se quedó aquí, Fhengin la necesita, Dark Fairyland se muere.
Zawniet se queda paralizada al enterarse de la situación del país, se queda mirando a Sshell. Él asiente y confirmando lo que ella acaba de escuchar.
_¿Si se muere nosotros qué hacemos? - Pregunta en voz baja.
_Luchar por nuestro hogar, no voy a dejar que se muera, y menos por una simple humana, de la que el rey se a encoñado.
_¿Qué quieres decir?
_Que si ella es la cura para esta agonía, esa humana se quedará. No se hasta cuando, eso ya se verá mientras sea útil.
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DARK FAIRYLAND.
FantasySaga Eternal. Bienvenidos a Dark Fairyland, el único lugar donde los humanos no son bien recibidos, donde las hadas más oscuras viven. Habéis oído hablar del infierno, pero no os han contado el otro lado de los cuentos. Aquí vais a descubrir la verd...