Anwen está en su habitación, despierta abrazando a la almohada, mientras recuerda la situación de la noche anterior.
_Anwen...
_¿Qué?
_Tu corazón late muy fuerte.
_Ah, si, yo también lo escucho.
Ella se aleja de el, dando dos pasos atrás ruborizada. - Será mejor que me vaya a dormir, es tarde.
_No tienes por qué marcharte.
Ella agacha la cabeza, sin saber que decir. -No... Da igual, estoy un poco cansada.
_¿Te encuentras bien?
_Si, no es nada, son cosas de humanos.
El se ríe, sin dejar de mirarla. - Anwen, las hadas también nos sentimos cansados, los humanos no sois los únicos.
Ella se sorprende al escuchar eso, y vuelve a acercarse a él. - ¿En serio? Creía que solo los humanos podríamos...
_¿Sentir? Sois una raza muy egoísta - Le dice interrumpiéndole.
_Lo siento, es que no sabía nada.
_Y sigues sin saber nada, pero es normal, te han criado en una mentira tras otra. No me extraña que ignores que hay seres que también tienen sentimientos.
_Pues mira, ahora que has sacado el tema, hay veces en las que no parece que tengas sentimientos.
_¿No te ibas a la cama? Pues largo, que ya es muy tarde.
_Si, ya me voy.
Ella se marcha decida, Adrián la sigue con la mirada. Él escucha la puerta de la habitación cerrarse, decide irse también a su habitación. Horas después, ella se levanta, sale de la habitación, y va a la de Adrián, suavemente, gira pomo de la puerta, mira a Adrián dormir, siente fascinación. Él abre los ojos, huele el perfume de la piel de Anwen.
_Fuera de aquí.
_No quiero. - Dice cruzándose de brazos.
_Vete, no deberías estar aquí, es mi habitación.
_Yo también vivo aquí.
_Eso no significa que puedas estar en mi habitación.
Se quedan en silencio, él se gira y se sienta en la cama, cruza las piernas, y se queda mirándola.
_¿No te vas a ir?
_¡No!
El se levanta frunciendo el ceño. - ¿Qué es lo que quieres?
_Disculparme, siento mucho haberte hecho daño. Hasta hace nada, no tenía ni idea de que existen las hadas, otro mundo, y aún no se cómo tratar con vosotros.
Adrián la mira con dulzura, le pone la mano derecha en su mejilla.
_Está bien, no pasa nada, puedes marcharte.
_Preferiría quedarme, hablar un rato.
Él sonríe, con la mano izquierda, le indica que se vaya a la cama. Ella sonríe y se dirige hacia ella, se sienta, ve como él se acerca, se sienta apoyando la espalda en el cabecero. Mira que ella está en el filo de la cama, sin saber que hacer, se acerca, rodea la cintura de ella y la arrastra hacia donde está el. Ella se ruboriza, su corazón late fuerte de nuevo, tanto, que se puede escuchar con claridad. Él se tumba, con la cabeza en la almohada, ella hace lo mismo, y sonríe.
Él la mira y le toca el pelo, enroscando los dedos._¿Siempre has estado aquí?
_Si, nací y crecí en Dark Fairyland.
_¿Nunca has tenido curiosidad por el mundo humano?
_Si, pero ganas no.
_No está tan mal eh.
_Si quitas los asesinatos, los secuestros, el tráfico de drogas, y todo lo demás malo que hay, supongo que no.
_Aquí también hay tráfico de personas, no culpes al mundo humano Adrián.
_No lo estoy culpando, de hecho lo odio.
_Si lo odias, ¿por qué lo permites?
_Me quedé contigo, ¿no te basta con eso?
_Me bastaría si supiera la verdadera razón.
_¿Que importa eso? Estás a salvo aquí, todos saben que vives en este castillo.
_Siendo tu esclava.
Adrián la mira fijamente, las pupilas de Anwen se dilatan, y su corazón late rápido. Adrián le acaricia el brazo derecho, ella le coge la mano y la quita.
_¿Te molesta?
_Me molesta que me oculten cosas.
_¿Qué quieres saber?
_¿Por qué yo? ¿Por qué me convertiste en tu esclava? ¿Por qué no me matas?
_Por que, de todas las mujeres que he conocido, en estos ciento cincuenta años de soledad, eres la más valiente y hermosa que he conocido.
Ella traga saliva, para quitarse el nudo de la garganta.
_Eres mía Anwen, eso es todo lo que tienes que saber.
Anwen deja de recordar y se levanta, abre la puerta sin hacer ruido. Se dirige a las escaleras y baja suavemente, mirando si Adrián está despierto.
En la cocina, Adrián está preparando el desayuno, Zumo de moras con sabor a arándanos, y tortas de miel y aguacate con chocolate.
_Hola Anwen. - Dice sorprendiéndola.
_Hola, ¿qué haces?
_El desayuno, ¿tienes hambre?
_Un poco.
_Pues siéntate, lo llevo a la mesa del salón.
_Lo hago yo, soy la criada. - Le dice de mala manera.
_Me encanta cuando te pones borde.
_Me alegro. - Le dice sonriendo.
Coge la banda y se la lleva a la mesa del salón, la deja dando un golpe.
_¿Has dormido bien?
_Si, he tenido un sueño precioso.
_Vale, ahora di la verdad.
_¡¿Pero como voy a dormir después de lo de anoche?! No he pegado ojo, si tengo unas ojeras tan grandes que parezco un panda.
Adrián se ríe sin dejar de mirarla.
_Me alegro de que te diviertas.
Adrián se sienta y le sonríe a Anwen, ella bebe del zumo y come tortas.
_¿Qué tal está?
_Está muy bien.
_Si quieres, esta noche podemos repetir lo de anoche.
_¿Te refieres a lo de hablar?
_Si, creo que no estuvo mal, ¿tu si?
_No, para nada.
Se sonríen a la misma vez, tocan a la puerta, se miran extrañados.
_¿Esperas visita?
_Si la esperase lo sabrías.
Se levantan al mismo tiempo, Anwen se adelanta, dirigiéndose a abrir la puerta. Detrás de ella, no hay nadie, un fuerte olor a ceniza y a lava rodea el castillo.
Anwen da un paso hacia delante, cuando un montón de dagas la alcanzan, tirándola al suelo._¡Anwen! - Grita Adrián al verla clavada en el suelo, retorciéndose de dolor.
Él corre hacia delante, crea un escudo de protección, las dagas no consiguen alcanzarle. Aparece un grupo de cinco, tres mujeres y dos hombres, llevan la cara tapada con una máscara. Lanzan una bomba de humo que ciega a Adrián, él sin poder hacer nada se queja del dolor, cogen a Anwen por los pies, arrastrándola. La meten en una jaula, la encadenan y se marchan.
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DARK FAIRYLAND.
FantasiSaga Eternal. Bienvenidos a Dark Fairyland, el único lugar donde los humanos no son bien recibidos, donde las hadas más oscuras viven. Habéis oído hablar del infierno, pero no os han contado el otro lado de los cuentos. Aquí vais a descubrir la verd...