Amor-odio.

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Adrián está en la cama con Anwen, el torso de él tiene marcas de rayos. En el pectoral derecho, en el flanco izquierdo de su abdomen. Son de color malva, preciosas y perfectas. En el esternón tiene un lunar, con forma de una postilla de herida mediana, tan bonita como la flor de loto. Su piel es suave como la acaricia de una fina ola de mar, los labios rosados de su boca invitan al pecado, dejando nubes moradas en la piel, sus manos, deslizándose sobre la piel, que provocan un placer intenso, y sus ojos, tan cautivadores, con la mirada fija en los ojos de quien está, hacen un conjunto embriagador y absolutamente perfecto.

Ella se despierta abrazándole, fuertemente, él sonríe.

_Buenos días. - Le dice ella.

_Buenos días. - Le dice el dándose la vuelta.

_No podemos quedarnos aquí todo el día.

_¿Y por qué no? La cama es mía, y el castillo también.

_Si, pero tienes obligaciones.

_Pero contigo, para cuidarte y protegerte. Hasta que todo esto acabe y vuelvas a tu mundo.

_¿Ya me estás echando?

_No, pero es donde tienes que estar, el mundo humano es a donde perteneces.

_Yo pertenezco a donde quiero.

_No deberías ser tan guerrera por las mañanas.

Ella se ríe.

_Te ríes por qué sabes que gano yo.

_Yo no he dicho que ganes.

_No hace falta, con saberlo basta.

Ambos se ríen a la vez, ella lo abraza con fuerza, y el le da un beso en la frente.

Una mala sensación recorre la habitación, Adrián se tensa y ella lo nota.

_¿Estás bien? - Le pregunta mirándole.

_Anwen, no te muevas.

Ella se inquieta, Adrián ve unos hilos de luz roja que los tiene atrapados. Él saca una daga que tiene debajo de la almohada y la lanza, atravesando los hilos. Al hacerlo, una explosión hace retumbar la habitación, un gas de color blanco perlado captura el cuarto. Adrián tira a Anwen de la cama hasta que cae al suelo, ella se queja del golpe.

_¡¿Que haces?!

_¡No te muevas!

El gas le hace toser, y con esfuerzo se dirige a ella.

_Anwen, no respires.

Ella asiente en silencio, él intenta ver algún punto ciego de la habitación pero un disparo de ashveyl casi le da en el hombro. Él lo esquiva con facilidad, pero de un momento a otro cientos de balas los atacan. Adrián despierta su magia negra haciendo agujeros por toda la habitación, destrozando la pared y asustando a Anwen. Los ojos de él se transforman, convirtiendo hasta el globo ocular de color rojo, el gas se disipa y a ellos le extraña.
Anwen se levanta lentamente, desconfiando, se acerca el y le pone la mano derecha en el torso.

_¿Que pasa? - Pregunta ella.

_No lo se.

Anwen ve una bola pequeña en el suelo, cuando la toca le quema. Ella se queja de dolor.

_¿Que haces Anwen?

_Mira esto, es...

_Una bala de ashveyl. - Dice él cogiéndola.

_¿Ashveyl?

_Si, es un tipo de arma que los humanos no podéis tocar, pero nosotros si, y que solo nos daña o mata si nos disparan con ellas.

DARK FAIRYLAND.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora