DARK FAIRYLAND.

Corazón confuso.

Skleyent, uno de los hechizos mas grandes y difíciles que existen. Se trata de una mezcla de diferentes tipos de sangre, y tierra. El día que Fhengin y Sshell trajeron a Anwen de vuelta, hizo una pequeña parte de la prueba, la sangre de la chica humana, en la tierra del pais de las hadas. La reacción fue favorable, pero solo duró un momento, Fhengin se siente impotente al no obtener los resultados que esperaba de esa prueba. Con la sangre de Adrián, de Anwen, un poco de tierra de Dark Fairyland y del mundo humano, está dispuesta a intentarlo por completo.

Opcroux Niexlk, el hada de la muerte, nacido de la tierra del cementerio, es un hombre alto, y demasiado delgado. Su pelo es negro intenso, sus ojos son del color de las brasas, tiene doscientos años. Su piel es albina, en los dedos de la mano derecha, hay dos anillos con una joya. Sus alas están rotas por dentro, inservibles para volar, pero aún así, fantásticas. Una gama de colores espectacularmente combinados. Guía a los muertos hasta el otro lado, como también puede visitarlos al lugar donde están si ellos lo llaman.

Joseph está en su castillo, solo. Solo se oye el sonido del silencio, puede notarse la tremenda soledad que hay en él. Y él la nota demasiado, deambula por el como si fuera una ánima. Va al panteón todos los días, y duerme con ellos.

Joseph sube y se encuentra con Opcroux, y se sorprende al verlo, Opcroux observa sus ojeras marcadas.

_¿Qué haces aquí? ¿Vienes a llevarme? - Pregunta él serio.

Opcroux se ríe.

_No, no vengo a eso joven príncipe, si no a hablar contigo.

_¿Y que es lo que quieres? No creo que vengas por gusto. - Dice mientras se va a la cocina.

Opcroux le sigue, mira como Joseph prepara té de raíz de árbol quemado, con sabor a manzana. Él lo pone todo en una bandeja y se marchan al salón, se sientan en y pone la bandeja en la mesa, Joseph le ofrece y Opcroux lo acepta. Beben con gusto.

_Dime, ¿de que quieres hablar?

_De tu dolor.

_No quiero hablar de eso.

_He hablado con tus padres y...

_¡¿Qué has dicho?! - Le interrumpe enfadado, levantándose.

_He sido llamado, no puedo ignorar la llamada de los muertos.

_Esa si, no puedes meterte en estos temas.

_No puedo hacer eso, soy el hada de la muerte.

Joseph suspira y bebe, ignorando la mirada de Opcroux.

_¿Es que no quieres saber nada?

_Prefiero ignorarlo todo.

_Joseph...

_Voy a llegar hasta el final del asunto, quiero vengar a mi hermana, y lo haré.

_La venganza no llega a ninguna parte.

_La mía si.

_¿Y que vas a hacer cuando te enteres de quien o quienes han sido?

Joseph se queda pensativo, le mira fijamente.

_Pues yo...

_No tienes nada, joven príncipe. Ni siquiera al o a los asesinos. - Le interrumpe.

Joseph se queda en silencio, terminándose el té, Opcroux se levanta sin dejar de mirarle.

_Tus padres no fueron torturados y asesinados para que te quedes sin hacer nada. Pero tampoco elijas la venganza para conseguir algo.

Joseph se levanta, antes de marcharse, se detiene un momento.