DARK FAIRYLAND.

Un antiguo sentimiento.

Fhengin a ordenado a Xiseudy ir a las minas. Él es un hombre alto, fuerte, su pelo es rubio, liso y sus ojos azules, grises y negros. En su torso tiene dos cicatrices, lleva una camiseta de manga corta, de color rojo, los pantalones negros y sus zapatos del mismo color. No puede usar sus alas, están rotas, tanto por los bordes, como en lo demás. Y aún así, la belleza de ellas, es increíble.

Adrián está en uno de sus castillos, sentado en su trono, solo. Alguien llama a la puerta, él usa su magia para abrirla.
Aparece el hermano de Ashmayra, se dirige hacia él, se inclina.

_Dime, ¿qué es lo que quieres? - Le pregunta Adrián.

_Lo que quiero, tú no me lo puedes conceder.

_A tú hermana.

_Si, pero he venido a por respuestas.

_¿Qué quieres saber?

_¿Por qué ella?

_Fue su elección.

_¡Mientes! - Le grita con lágrimas.

_Sabes que no, ella murió por...

_¡Por que te quería cabrón, te quería!

_Se sacrificó por mi.

_Ella solo quería que la amases joder, y tú la despreciabas, ¡¿tanto la odiabas?!

Los gritos de el hacen retumbar la sala principal, hay eco en ella. Adrián se queda en silencio, mirándo a Yxwen.

_Yxwen, siento mucho lo que ha pasado con tu hermana. No la odiada, pero no podía aceptarla, no la quería. Pero tampoco quería que muriera, y menos por mi.

_¡Mentira! A ti te encanta que las mujeres pierdan la cabeza por ti, son tu entretenimiento favorito.

_¿Eso crees?

_Si, sobre todo si lo veo, y yo lo he visto.

_Tu has visto nada.

_¡El cuerpo de mi hermana! Lo vi, Opcroux me lo enseñó.

_Si hubieras estado en Inwayno, sabrías que fue la voluntad de tu hermana.

_Ella no se merecía morir, no se merecía morir por ti.

_Si puedo hacer algo por ti...

_¿Puedes devolverme a mi hermana?

De nuevo el silencio hace tensar la atmósfera de la sala. Yxwen se marcha sin decir nada más ni mirar atrás. Adrián suspira al oír las puertas cerrarse de un portazo. La soledad rodea el castillo, junto a ese "pitido" que hace el silencio. Mientras el tiempo va pasando delante de sus narices, él se queda ahí sentado, sin hacer nada. Nota el peso de la corona clavándose en la cabeza, con rabia, se la quita y la tira al suelo. Mira como rueda por el suelo, hasta que unos zapatos de tacón negros la detienen. Adrián sube la mirada lentamente, siguiendo la linea recta de la pierna de la mujer, obderva como el vestido con corte de pierna rojo estilizan su figura perfecta. La mira a los ojos con la misma seriedad que ha tenido en todo momento.

_¿Ha pasado algo Fhengin?

Ella se agacha y coge con suavidad la corona, acariciándola, ella sonríe sin quitar la vista de Adrián.

_Si, hacia mucho tiempo que no te veía en este... Viejo castillo. ¿Que es lo que ha cambiado?

_Nada, ese es el problema.

_¿Como dices?

_A mi al rededor solo hay muerte y destrucción.

_Y en la mía el silencio y la soledad se dan compañía.