Capítulo 9

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Capítulo 9

Pero ella tenía la obligación de defender a su esposo. Además no creía que Heriberto fuera capaz de matar a nadie.

V: eso no es cierto.

Leo: pregúntaselo a él. Su familia tuvo que pagar mucho dinero para que no lo apresaran y para esconder el caso.

V: yo confío plenamente en mi marido. Vete y no vuelvas a poner un pie más en mi casa. Vete... ¡vete!!!

Ro: señora, ¿quién era esa mujer??

V: nadie de importancia, por favor Rosa que no la dejen entrar.

Ro: sí. Le avisaré a los demás...

V: gracias... Voy a mi habitación...

Intranquila y enojada, así caminaba Victoria por su habitación, quería llamar a Heriberto y preguntarle, pero no lo hizo.

A quien sí llamó fue a su mejor amiga y además mamá.

Es: dime hija...

V: vino esa mujer...

Es: ¿qué mujer, Victoria...?

V: la mujer esa... La ex novia o lo que sea de Heriberto...

Es: aaah... De tu esposo...

V: sí, mamá...

Es: si te dijo que sigue con él, espero que no le hayas creído...

V: me dijo algo... Peor...

Es: no me digas que está embarazada... ¿...?

V: acusó a Heriberto de asesinar a su novia de la universidad hace años...

Es: eso no puede ser posible...

V: lo mismo pensé...

Es: esa mujer está loca de remate, ¿no pudo inventar algo más creíble...?

V: es muy descabellado lo que sugiere...

Es: lo que es claro es que quiere que dejes a tu marido...

V: claro, lo quiere para ella...

Es: pero tú no lo vas a dejar. Y Heriberto no sería capaz de hacer algo así... Por Dios, es médico, salva vidas, ¿cómo va a quitársela a alguien??

V: lo sé...

Es: lo mejor es que olvides esa tontería, mi vida...

V: sí...

Es: Tienes que estar alerta, Victoria... Esa y muchas mujeres serán capaces de hacer todo para que te separes de Heriberto... Quizás no lo sabes, pero eres la envidia de muchas...

La envidia de muchas... Esa frase no se le salía de la cabeza a Victoria, tampoco la del supuesto asesinato...

Y la única persona que le diría lo que en realidad había sucedido era Heriberto...

>>>

Esperó a que llegara y cenaron juntos, pero Heriberto era observador y sabía que algo le pasaba a su esposa.

H: has estado muy callada desde que llegué, ¿sucedió algo...?

V: me gustaría hablar contigo cuando terminemos de cenar...

H: claro que sí...

V: Rosa, al terminar, ¿puedes llevarnos el café al despacho del doctor...?

Ro: sí, señora...

POR CONQUISTARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora