Capítulo 23

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Capítulo 23

Que el Dr. Ríos Bernal llegara en ese momento sería... ¿bueno o malo...?

Victoria sabía que no iba a llegar pues estaba dejando todos sus asuntos en el hospital en orden.

Pero ahora ella no tenía que deshacerse de un problema, sino de dos... Y ya estaba llegando a un punto de no soportar a aquellas 2 personas.

Lo más fácil para ella fue recoger su bolsa y salir, dejando a Osvaldo y a Leonela atrás... Aunque quizás ese sería su peor error, darles la oportunidad perfecta para que se conocieran y hasta se aliaran...

Solo pensó en el equipaje que tenía que hacer, para ella y para Heriberto y asegurarse que la casa quedara en orden, pues las personas que les ayudaban también tomarían un descanso...

Y por supuesto, disfrutar de una semana entera con su marido... Solos en el otro lado del mundo...

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Tan concentrada estaba con la maleta de Heriberto, que no se dio cuenta cuando él entró y la abrazó por detrás.

V: mi amor...

H: hola, mi vida...

V: ¿cómo te fue...?

H: aparentemente todo quedó en orden... Pero me habló el gobernador...

V: ¿para qué...?

H: no sé, quiere que hablemos cuando regresemos del viaje...

V: ¿para que será...?

H: no tengo ni idea, mi amor... ¿esta es mi maleta...?

V: sí, creo que está todo, revísala por si necesitas algo más...

H: no tenías que hacerla por mí, Victoria... Tú tienes miles de cosas más que hacer...

V: no me molesta... De veras...

H: lo haces para escogerme la ropa, eh...

V: claro que no...

H: claro que sí...

Él le hizo cosquillas mientras la seguía...

V: te gusta bromear conmigo, ¿no?

H: me gusta todo contigo...

Volvieron a abrazarse en el vestidor...

Y de la visita de Osvaldo y Leonela, ni una sola palabra.

H: no sabes cuánto deseo estar a solas contigo...

V: mi amor... Estamos solos casi siempre...

H: pero esta vez será lejos de todos...

V: yo también deseo mucho nuestro viaje... Quiero que disfrutemos juntos... Siempre...

Él le hizo el cabello hacia atrás y la besó...


*****


Victoria sintió como un fresquito cuando estuvo sentada en el avión con su esposo... Él la miró y abrió un brazo para que se recostara en su pecho...

Heriberto era un hombre de mucho contacto, desde que lo conoció había sido así, ofreciéndole el brazo, la mano, besándoselas también... Acariciándoselas... Y a ella le gustaba eso... No sabía si a las las demás mujeres les gustaba, pero a ella sí... Se sentía muy afortunada...

POR CONQUISTARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora