Capítulo 32

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Capítulo 32

¿Para qué decir mentiras? Era lo que la mayoría de padres deseaban en caso de mellizos... Y a ellos se les había cumplido...

Salieron del consultorio más que emocionados, tomados de las manos y sonriendo, aunque sin hablar...

La gente que los veía pasar los saludaba, ya todos conocían al doctor Ríos Bernal, y obviamente a Victoria... Sin llegar a dimensionar la felicidad que estaban viviendo...

No fue casualidad que Leonela los viera en el estacionamiento porque era la hora de la salida. Habían escogido la última cita del día por el trabajo de ambos.

Y al verlos pensó en qué estaba haciendo mal... ¿Por qué no había logrado que Heriberto cayera en sus encantos...? Ni siquiera había conseguido tener un momento a solas con él desde tomó la terrible decisión de aceptar aquel caso que lo hizo visitar esa ciudad...

Era como si la despreciara cuando hace unos meses la deseaba... Ella no le encontraba sentido a cómo un hombre podía comportarse así. Todos pensaban en el sexo primero, y ella hasta se le había desnudado en el consultorio y no había sucedido nada... ¿Cómo era posible eso??

Quizás estaba ilusionado con el embarazo... Y dentro de unos meses se le pasaría la novedad... Mucho peor sería cuando naciera el bebé, todos los padres se aburrían tarde o temprano, más uno que prefería desvelarse leyendo que otra cosa...

Cuando ese momento llegará, ella tenía que estar preparada para seducirlo... Heriberto estaría vulnerable, seguramente alejado de Victoria porque ella como todas las madres volcarían toda su atención en el hijo y no en el marido...

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Heriberto ayudó a Victoria a subir al coche, con una sonrisa que no se les quitaba a ninguno.

Y ya dentro fue cuando salieron del momentáneo estado de shock...

H: ¿sabes lo que me preocupaba mucho...?

V: ¿qué, mi amor...?

H: que si eran idénticos, yo no pudiera distinguirlos...

V: yo temía lo mismo...

H: debe de ser una de las pesadillas de los papás de gemelos, ¿no...?

V: ya lo creo que sí... Tiene que ser terrible eso, te sentirías como un mal padre...

H: un niño y una niña...

V: tenemos que empezar a buscar nombres... Porque los escogeremos juntos, ¿no es así...?

H: sí, mi vida...

V: igual que la ropa... Los juguetes... Las cunas... La habitación...

H: Claro que sí... Aunque según escuché, tu mamá y la mía quieren ayudarte con eso...

V: creo que hay mucho por organizar antes de que nazcan...

H: y después mucho más...

V: aún no sé cómo le haré, pero tengo que poder sola...

H: ¿cómo que sola? ¿Y yo...?

V: cuando estés trabajando, mi amor...

H: para empezar pienso pedir una licencia cuando te toque dar a luz...

Aunque el Dr. Ríos Bernal era el jefe, le debía cuentas al Gobernador.

H: si con un bebé las mamás necesitan ayuda, imagínate con 2...

V: doble todo...

H: ya acomodaremos nuestros horarios... No te preocupes...

Estiró una mano hasta posarla en el vientre de su esposa, y ella posó la suya sobre la de él.

POR CONQUISTARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora