Capítulo 18

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Capítulo 18

Victoria sintió una especie de frío cuando abrieron la puerta. Sin saber que ese frío se transformaría rápidamente en calor...

V: mi amor...

H: ¿puedo hacerte compañía...?

La luz era diferente a la de la noche anterior... Y ellos no tuvieron reparo para mirar el cuerpo del otro... Ni timidez para que el otro los mirara...

Por eso Victoria tardó en contestar, porque lo observó de pies a cabeza con detenimiento...

V: sí... (Encontrándose con la mirada seductora de él) Sí...

Y su sonrisa era de infarto... Con un solo paso, la tomó entre sus brazos... Llevando su boca justo sobre la de ella... Sí, bajo el chorro de agua tibia...

Victoria había tenido un noviecito antes de Osvaldo, pero con ninguno de los 2 había experimentado el deseo sexual, ni siquiera conocido esa sensación...

El hombre de verdad que se lo estaba enseñando lo tenía en frente... Pegado a su cuerpo, como si no soportara tenerla lejos...

Y ella por su parte, se estaba entregando sin reservas, sin pudor, sin miedos... Sentía que se lo debía a su marido...

Heriberto estaba encantado con el comportamiento de su mujer... Receptiva, cariñosa, apasionada, atrevida...

Le tocó las piernas y subió por las curvas de su cadera... Su cintura... Su espalda... Pero terminaron en sus pechos...

Se apartó para mirárselos... Y ver sus palmas frotándolos... Pero también para verla a ella jadear...

H: Victoria...

V: me gusta que hagas eso...

Y seguro de que era bueno con las manos, supo que con su boca también lo era... Le besó el cuello mientras ella también lo palpaba...

Los brazos... La espalda... El trasero... Aún las piernas... Y no pasó mucho para sentir su protuberancia contra su vientre... Viril... Excitado... Fuerte...

Empezó a tocarlo... Y de pronto sintió una mano de Heriberto en la unión de sus piernas...

Pero lo más sorpresivo fue cuando sin decirle nada la alzó con un brazo. Tenía la fuerza suficiente para mantenerla contra una de las paredes...

Él mismo la acomodó sobre su cuerpo, para poder embestirla... Ella gimió cuando lo sintió entrar... Se abrazó a su cuello y con sus piernas también...

Y bajo el chorro de agua, contra la pared de mármol, comenzó con las sensuales arremetidas...

Victoria se agarró también del cabello corto de su marido... Sintiendo que no podría soportar tanto placer...

V: mi amor... Mi amor...

Pero Heriberto la besó de forma arrebatada... Además del más sincero amor, sentía por ella un deseo que lo quemaba...

Así se sentían en ese momento, cautivos por la pasión...

El vapor los envolvió, pero no por eso dejaron de besarse... Ni él de embestirla...

Ella gimió contra el oído de su marido... Y se agarró más fuerte a él cuando la liberación se iba acercando...

Heriberto se apoyó en el hombro femenino... Con la satisfacción que le producía haberse liberado también...

Le dio un beso en el cuello...

H: ¿estás bien...?

V: sí... Más que bien...

POR CONQUISTARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora