Capítulo 12

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Capítulo 12

A ningún mujer le gustaba escuchar algo así, o al menos no a la mayoría.

Victoria se sintió... Sorprendida, incrédula y hasta herida... Heriberto no sería capaz de hacerle eso...

Pero, ¿de qué estaba hablando ella?? Que se había casado con él para que su ex novio no se le acercara...

¿Quién estaba más equivocado que el otro??

Aún así, estaba enojada.

V: no te creo nada.

Leo: ¿crees que me engañas? Vi tu expresión... No te gustó para nada saber que Heriberto sigue enamorado de su novia muerta...

V: a quien no le gustó que mi marido nunca te tomara en serio fue a ti.

Leo: te equivocas, me tomó muy en serio... Es el mejor amante... Apasionado, cariñoso...

Y pensaba seguir, pero Victoria la calló.

V: Ten un poco de dignidad por favor y déjanos vivir en paz. Heriberto ya no quiere estar contigo.

Leo: quizás, pero tampoco contigo... Con quien él desea estar es con Marcela...

Cuando por fin se quedó sola, Victoria fue capaz de revisar los documentos que quedaron sobre su escritorio, en todos se dejaba claro que había sido un accidente y el culpable había sido el otro conductor, ebrio, lastimosamente...

Heriberto también había resultado herido, pero así asistió al funeral de su novia...

Decir que eran idénticas era una exageración, tenían facciones diferentes, mismo tono de piel y de cabello... Pero nada más...

Aunque todo tenía lógica...

Ahora, la teoría de su madre quedaba descartada... Heriberto no estaba enamorado de ella... Y sí era posible que le recordara a la novia de juventud... A quien seguía amando...

Victoria creyó que se iba a volver loca uno de esos días...


*****


De un momento a otro había empezado a llover torrencialmente. Escucharon una especie de explosión y al apagarse las luces y el sistema de aire, el grito de Victoria.

Heriberto salió corriendo desde su despacho a la habitación principal. Aunque lo de correr era un decir, pues estaba todo oscuro, pero sí salió apresurado como pudo con la linterna de médico que guardaba en un cajón.

H: Rosa, busque velas por favor... Y Tomás que investigue qué pasó...

Ro: sí, doctor...

H: Victoria, ¿estás bien?

V: en el baño...

H: ¿por qué gritaste?

V: me asusté, ¿qué fue ese sonido...?

H: de seguro un transformador que explotó con la tormenta... ¿en dónde estás??

V: en la regadera...

H: ¿qué?

V: aquí...

Él la iluminó con la pequeña luz que traía en la mano. Y estaba envuelta en una toalla.

H: ¿terminaste de bañarte?

V: apenas estaba terminando... ¿me pasas mi bata por favor...?

H: sí, claro...

POR CONQUISTARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora