Capítulo 38

935 83 32
                                    


Capítulo 38

A Victoria lo que menos le importaba era lo que hiciera Osvaldo con su vida. Siempre y cuando no la molestara, ni a ella ni a Heriberto... Y ahora tampoco a sus hijos... Que se habían convertido en su adoración y la de su marido...

V: para nadie es un secreto que él y yo estuvimos a punto de casarnos, pero no sabes cuánto le agradezco a Dios que no haya sido así...

Ro: el doctor es mil veces mejor...

V: yo diría que más que eso... Es único... Inigualable...

Ro: es tan lindo con usted y con los bebés ni se diga... Se ve tan guapo cuando se pone a los niños contra su pecho... Como un canguro...

V: estas hablando del doctor, eh...

Ro: con mucho respeto, señora... No me tome a mal...

V: estoy bromeando contigo, Rosa... Yo sé que mi marido se ve muy atractivo solo y con los niños... Por eso estoy preocupada cuando le toque salir solo con ellos...

Ro: el doctor está loquito por usted, señora...

V: y yo por él... Voy a ver a los niños...

Ro: ya está tomando café de nuevo, eh...

V: sí... No más náuseas...

Ro: hasta que venga otro bebé...

Eso sería dentro de unos años, pensó Victoria... Por ahora tenían las manos llenas... Y estaban felices...

Cuando miraba a sus pequeñitos dormir no se podía creer que fueran suyos y del amor de su vida... Mucha gente tenía hijos, ¿pero cuántos lo hacían con la persona que amarían para siempre? Eran contadas...

V: mi Mateo... Mi Camila...

Los 2 acostados uno junto al otro eran adorables... Y generalmente los recién nacidos no tenían parecido a nadie, pero Victoria y todos quienes los conocían aseguraban que eran unos niños con facciones finas y preciosos...

El niño abrió los ojos lentamente y miró a su mamá... Incluso le sonrió, a esa edad era un reflejo, pero Victoria sintió que el corazón se le llenaba de amor... Su pequeño tenía el mismo color de ojos de Heriberto y deseaba con todo su ser que no le cambiaran...

La pequeña Camila seguía dormida, pero ella tenía el color de sus ojos... Y según sus padres, sus suegros y hasta su marido, se parecía a ella... Mientras que Mateo era una calcomanía del papá...

Pensaba todo esto mientras tomó al bebé en sus brazos, le besó la frente y aspiró su aroma... Qué bien olían los bebés... Luego lo meció...

V: ¿qué tiene mi príncipe...? Tu pañal está bien... No creo que tengas hambre aún...

A 15 días de ser mamá, Victoria había comprobado que no era un mito aquello de que de los senos le fluía leche cuando los pequeños tenían hambre... Era una realidad y a ella le pasaba...

>>>

Tal y como prometió, Heriberto llegó a la hora de la comida.

V: gracias por venir, mi amor...

Ella lo había recibido con la bebé en sus brazos.

Y luego de besar a su esposa, el guapo doctor abrazó a su hija contra su pecho...

H: habrán días en que no podré venir, pero mientras pueda hacerlo, comeremos juntos... ¿cómo se portó mi princesa...?

V: Cami se porta muy bien...

POR CONQUISTARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora