Cuarenta y tres

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Paulo
Tres meses después, en Turín, Italia.

Había llegado cansado a casa una vez más después del entrenamiento, cada día es más fuerte el entrenamiento antes de cada partido.  Lo único que hice fue dejar el bolso por algún lado de la sala e ir directamente al sillón a descansar, o más bien revisar mi celular. Mala idea.

Lo primero que me apareció fue una publicación de Leo. Claro, lo había olvidado, hoy era el cumpleaños de Lara.
Me siento mal que ni siquiera pude haberle mandado un mensaje por lo ocupado que estoy o también porque no tengo comunicación con ella ni con familiares cercanos a ella, y mandarle mensaje ahora sería, ¿Raro?

Mucha importancia no le tome así que seguí bajando por el feed de Instagram tratando de saltar las publicaciones en relación a Lara, parezco inmaduro tratando de evitar verla. Pero todo se trataba de ella hoy.

Hasta que una publicación me cambio completamente la cara, era de Gavi. Gavi, pero sobre todo con Lukas y Lara, ¿Cómo podía ser que después de todo sigan juntos? ¿Y que él le jurará amor eterno a ambos después de todo el conflicto? Ese debería ser yo, pero él volvió a ocupar mi lugar. Lo peor era la descripción, “Son mi mundo, los amo con todo lo que soy” es un chiste andante este flaco.  Pero debía ser bueno que lo único que hice fue dejar un comentario en la foto que había subido Lara, aunque no hablemos debía saludarla.

“Feliz cumple, Laru❤️” 

Fue lo único que pude decir. Apague el celular y lo tire sobre el sillón, posee mis manos en mi cabeza mientras suspiraba. Esta situación es una mierda, y lo sigue siendo como la primera vez que paso todo esto.

Lo único que podía hacer era ignorar todo. yo para ella no existo y ella para mí tampoco, o es al menos lo que mi cabeza quiere inventar aunque me duela. 

Me tire en el sillón, mi vista fija al techo. Pensando en todo, es lo único que hago en este tiempo, todo me cuesta el doble últimamente.

...

Cerré mis ojos y a los minutos la puerta sonó, debía ser mi hermano o mi mamá así que no tome importancia y seguí tratando de buscar el sueño.

Sentí un toque cálido en mi piel y como se sentaba a mi lado haciendo que el almohadón del sillón baje un poco, ese toque fue bajando a mi abdomen y metiendo la mano debajo de la camiseta de la Juventus, me exalte y abri los ojos de inmediato quedando perplejo al ver quién tenía delante de mi, era ella. Era mi Lara.

Estaba en shock, confundido y extrañado. ¿Que estaría haciendo ella en mi casa si está exactamente en Argentina en estos momentos?  Ni siquiera puedo decir nada, y ella sigue con su dulce toque en mi piel, bajando cada vez más con delicadeza y erizandome la piel como siempre lo hizo.

Aunque no quisiera, tome su mano impidiendo que siga tocandome.

— ¿Que estás haciendo en mi casa? —pregunte tratando de no sonar nervioso.

Poso su otra mano sobre la mía tratando de sacar la que anteriormente me tocaba,lo logro y volvió a lo que estaba.

—Lara, te hice una pregunta. —volvi a hablar serio al ver que no contestaba, me ignoraba.

Freno su toque, me miro y se levantó quedando frente a mi a una corta distancia. Poso sus manos en mi pecho y se sentó en mis piernas, yo la miraba sin saber que hacer, si debería tocar o no.

Quise hablar pero ella me interrumpió poniendo un dedo sobre mis labios.

— No digas nada, Paulito. Quiero que seamos vos y yo está noche, ¿puede ser?— musito. Siento que me quedé sin aire al momento que lo dijo, sonó tan provocativa y tranquila al mismo tiempo que me dejó helado.

Acaricio mi mandíbula yo observaba cada uno de sus movimientos en silencio, me deleitaba con su belleza y calidez.

—¿Lara a qué viniste? — dije luego de unos minutos en silencio, ella solo me tocaba y no decía nada.

— A esto. — unio nuestros labios en un beso apasionado, como lo era hace algunos meses. Cómo pude la tome de la cintura acercándola más a mi y ella me tomo por la nuca, profundizando aquel beso. Aquel beso que no sabía que necesitaba hasta que ella lo hizo, realmente la extrañaba demasiado.

— Lara no — la separé. — por más que quiera esto esta mal, vos estás con Gavi y yo no quiero ser algo de una noche.— ella no le tomo importancia y fue directo a mi cuello, a besarlo. — no quiero que me uses y después hagas cómo que nada paso y sigas con gavi.—hizo caso omiso. — no quiero ser el otro— la tome por los hombros y me miró.

— No sos el otro, Pau. A mí me gustas vos, por Gavi no siento nada. Estoy enamorada de vos. — dijo en voz baja.

— Pero seguís con él, tan enamorada de mi no estás. —trate de negar cada palabra de ella. Cada cosa que diga no la dice en serio, de eso estoy seguro.  Intenté sacarla de encima mío, pero fue inútil.

— ¿Cuando vas a entender que nunca quise estar con Gavi y que siempre fui presionada por él a dejarte así nomás? — su voz se torno sería.

— ¿Me dejaste por qué el te dijo que lo hagas? ¿Que estás diciendo,Lara? —enarque la ceja confundido.

— ¿Que es lo que acabo de decir? — dijo irónica.  —Pau, yo te amo y no quiero estar con él. Pero estoy cegada, estoy siendo manipulada por él.

Al momento que quise decir algo sentí como me llamaban una y otra vez.

—¡Paulo, Paulo levántate! ¡Levántate,hermano! —hablo una voz masculina, Mariano.

Me levanté sobreexaltado y con mi respiración agitada.

— ¡Lara! — fue lo primero que dije.

— ¿Otra vez soñando con ella? Soy yo, Mariano. Dale, ¿cuando la vas a superar? Ya se terminó todo eso que tenían. — se levantó del sillón. — Además estuviste gritando a cada rato su nombre, vas a levantar a mamá así, estúpido. —se dirigió a las escaleras. — por tu bien, olvídate de ella de una vez por todas y hace tu vida, hermano. — fue lo último que dijo y se fue.

— no me importa, pero hoy mismo me voy a Argentina con ella, no voy a perder al amor de mi vida por una boludez. — dije hablando solo y enseguida me levanté del sillón para salir de casa directo al auto.

Esto podría ser una tremenda estupidez por mi parte, pero cuando se ama no importa nada más,que ella.

Aquél Amor Nuestro | Paulo Dybala Donde viven las historias. Descúbrelo ahora