Una reconocida arquitecta estadounidense inicia una nueva etapa de su vida como colaboradora en la empresa de diseño y construcción B&B. Una prestigiosa empresa internacional dirigida por el arquitecto Jace Blackwood, un empresario pulcro, pero que...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
LUNA.
A la mañana siguiente me levanto de la cama como si no hubiera dormido en cien años. La cabeza me duele horrible y al acercarme al espejo noto las ligeras bolsas negras que se marcan bajo mis ojos.
Me doy una ducha, me visto con unos jeans ajustados y una camisa manga larga color azul celeste. Me calzo las botas de trabajo y finalmente esparzo el protector solar recetado por todo mi rostro. Luego me dispongo a salir del dormitorio, recogiendo mis pertenencias en el camino.
Mientras bajo las escaleras me coloco las gafas de sol sobre el puente de la nariz y bajo los escalones de dos en dos.
En el comedor, Marta ya está sirviéndome el desayuno. Agarro una tostada del plato y le doy un mordisco.
—Buenos días, nana.
Marta tiene 68 años, sin embargo, es una mujer con mucha energía.
—Buenos días, cariño. Siéntate. —Señala la silla frente al plato— Si comes de pie no te va a aprovechar la comida.
—Solo comeré esto —elevo la tostada en el aire.
Deposito un beso en su frente y salgo despavorida antes de que ponga objeción. Esta vez no llegaré tarde.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Minutos más tarde entro por las puertas giratorias que me dan acceso al gran lobby de B&B. Alzo la mano a modo de saludo en dirección de la chica de recepción. Mira hacia un lado como si no pudiera creer que mi saludo va en su dirección. No corresponde el saludo, así que continúo mi camino al ascensor, sintiendo mis mejillas arder por la vergüenza.
Entro al último segundo, antes de que las puertas se cierren.
En el interior se encuentra un chico con el pelo corto, no es mucho más alto que yo y viste similar a mí. Lleva una bandeja con varios vasos de café.
—Tú eres la nueva. —No es una pregunta.
Asiento sin decir una palabra.
—Eres muy famosa por aquí, desde ayer no paran de parlotear sobre tu ingreso en la empresa.
