Una reconocida arquitecta estadounidense inicia una nueva etapa de su vida como colaboradora en la empresa de diseño y construcción B&B. Una prestigiosa empresa internacional dirigida por el arquitecto Jace Blackwood, un empresario pulcro, pero que...
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JACE.
En mi mente hay una batalla de emociones que me están provocando un intenso dolor de cabeza.
Estamos volando de regreso en este preciso momento. La arquitecta está perdida en sus pensamientos desde que salimos del hotel, no me habla, tampoco me mira. Yo por mi lado no dejo de pensar en su cuerpo esbelto moviéndose sobre mí, la forma en que su luz abrazó mi oscuridad fue mágica, como si estuvieran destinadas a permanecer juntas.
Equilibrio, eso es lo que es. Como el día y la noche, el bien y el mal, estamos destinados... o no sé si condenados a estar unidos. Algo en mi interior lo grita y el hecho de que se me haga imposible alejarme de ella me lo confirma.
Quisiera saber lo que está pensando, sé que está enojada, pero no puedo comprenderla. La pasamos demasiado bien. Le dije que si en algún momento quería parar que avisara, sería difícil, pero por ella me hubiese detenido.
Ella entiende menos de lo que yo pensé sobre su situación, realmente no sabe quién es. Le prometí ayudarla y pienso hacerlo, pero tengo que analizar bien mis próximos pasos antes de darlos, pues, cualquier información comprometedora que le brinde se podría convertir en un grave problema para ambos.
Nadie puede enterarse de que ella sabe sobre mí, ni siquiera se lo he confiado a Bruce que es mi hermano. Tampoco le diré que nos acostamos, es exactamente lo que le prometí que no haría. Se preocupó mucho cuando le dije que ella vendría conmigo al viaje, pensó que era una jugada mía para tenerla más vulnerable.
En cierto punto tiene razón, sin embargo, el hecho de que solo hubiera una suite disponible no fue mi intención. Aunque acepto que sí aproveché la situación para que se quedara conmigo, fácilmente pude haberla enviado a Rowills.
Sabía que al estar tan cerca el uno del otro no íbamos a aguantar las ganas, pero la situación con Stella no me daba demasiadas esperanzas, ella es más de respetar esas cosas y algo me decía que sabiendo que estaba embarazada no estaría conmigo. Por eso, en el momento en que me contó lo acontecido, no pude evitar ponerme feliz.
