Capítulo 31

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LUNA

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LUNA.

Debo lucir como que tengo todo bajo control, pero la verdad es que no tengo ni idea de lo que hago, simplemente estoy improvisando.

El entrenamiento de hoy con mi padre me cayó como anillo al dedo. Aprendí a hacer unos cuantos nudos profesionales, creo que si mira este estaría orgulloso de mí... o quizás me encerraría de por vida.

—Me parece muy sexy que esté al mando, arquitecta. Pero si me suelta...

—No insistas, que no va a pasar.

Empiezo a levantarle la camiseta, pero entonces me doy cuenta que no podré sacársela, debido a que tiene las manos atadas. Así que la dejo enrollada sobre su pecho y me tomo un momento para deleitarme mirándolo.

—¿Te gusta lo que ves?

No le respondo, me inclino y trazo una línea de besos, lamidas y mordiscos desde su pecho hasta el borde de su pantalón, así como él hace conmigo.

Deslizo el pantalón de chándal fuera de sus pies y lo ayudo a ponerse de pie.

—¿Qué haces?

—Ahora te toca a ti bailar para mí. —Me muerdo el labio inferior para contener la risa al ver su expresión.

—Ni lo pienses, Luna. Ya es suficiente con que no me permitas tocarte, no haré el ridículo.

—No es ridículo, yo bailé para ti. —Hago un puchero.

—Hagamos un trato, me sueltas y bailo. 

Río.

—No te creo. —Me siento en la orilla de la cama— Te tengo uno mejor, lo haces y entonces te dejo libre. 

Resopla, pero asiente. Yo sonrío abiertamente al conseguir lo que quiero. 

La música sigue sonando de fondo, ya que la dejé en replay. 

Empieza moviendo su cintura hacia atrás y adelante en un ritmo lento y jodidamente sexy.

Se la ingenia como puede para subirse la camiseta lo suficiente como para que pueda apreciar su abdomen marcado que me hace fantasear de mil maneras. 

Viene hacia mí, sin dejar de moverse al ritmo de la música. No está haciendo mucho, pero yo ya estoy embelesada con ese cuerpo que parece haber sido esculpido por el mejor escultor.

Con un gesto me incita a tocarlo y lo hago, deslizo mis manos por su abdomen, sintiendo la protuberancia de los cuadritos que se le marcan.

Mis manos empiezan a tomar un rumbo diferente, hacia su bóxer. Pero entonces él se gira, quedando de espaldas a mí.

El movimiento que hace a continuación provoca que toda la lujuria que pude haber sentido hace unos segundos se esfume, dándole paso a una carcajada que logra sacarme un par de lágrimas.

LUNA (Trilogía Dioses Destinados #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora