Capítulo 14

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LUNA

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LUNA.

La cabeza me da vueltas y mi vista se torna borrosa, me siento demasiado mareada como para moverme con rapidez, pero, aún bajo ese efecto puedo ver claramente que la persona que está frente mí es Jace Blackwood.

—¿Jace? —pregunto horrorizada al ver la espesa niebla negra que nos rodea.

Está aquí...

Entorno los ojos para confirmar que estoy en mi dormitorio, luego pestañeo varias veces para asegurarme de que estoy despierta y no en una pesadilla. El corazón me late con fuerza y, a pesar del horror y la sorpresa, mi cuerpo mantiene el cosquilleo de hace unos minutos, cuando estuve soñando siendo tocada y besada...

—Luna, escúchame. —Intenta tocar mi rostro con una de sus manos, pero me alejo por instinto.

Mi mente entra en una especie de trance, no puedo moverme, no sé qué rayos pasa. Sí, fue un sueño... ¿no?

—¿Realmente estás aquí?, ¿qué es esto? —cuestiono.

Intento ponerme de pie con todas mis fuerzas, sintiendo la pesadez de mi cuerpo que parece cargar con mil bloques.

Cuando logro hacerlo, me encamino hacia el interruptor lo más rápido que mis pies tambaleantes me lo permiten. Como puedo, enciendo la luz del dormitorio y lo que veo no me tranquiliza para nada.

Jace, si es que realmente es él, se encuentra en la misma posición que antes, está sentado en la cama de espaldas a mí. Mis ojos van directo a las venas negras y rojas que sobresalen por toda su espalda y brazos, su piel se mira ennegrecida y es cuando me doy cuenta que la nube negra que ahora se extiende desde su lugar al mío, proviene de su interior.

Me muevo de lugar, esperando que esa cosa extraña deje de tocarme. Pero es como si yo fuera un imán que la atrae hacia mí. Tropiezo con el tocador y me llevo una mano a la boca para retener el jadeo que sale cuando me miro al espejo. Mis ojos están teñidos de un violeta brillante que ilumina todo mi rostro.

¡Joder!, esto no puede estar pasando.

Me estrujo los ojos con los puños, con la esperanza de que así el color gris vuelva. Dios mío, Blackwood...

Siento unas manos tomar mis muñecas y cuando abro los ojos el pánico me invade al ver que lo tengo frente a mí.

La niebla ya desapareció y su piel no tiene rastro de haber lucido como la vi hace apenas un minuto.

—No hagas eso, te vas a lastimar —susurra.

Quedo paralizada ante su mirada, sus ojos se mantienen de un color negro aterrador, haciéndome dudar de con quién carajos estoy hablando.

—No me toques. —Forcejeo, queriendo alejarme de su agarre.

—Escúchame, soy yo.

—No, no lo eres. —Cierro los ojos con fuerza, deseando despertar de esta pesadilla.

LUNA (Trilogía Dioses Destinados #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora