Una reconocida arquitecta estadounidense inicia una nueva etapa de su vida como colaboradora en la empresa de diseño y construcción B&B. Una prestigiosa empresa internacional dirigida por el arquitecto Jace Blackwood, un empresario pulcro, pero que...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
MAYA
La noche antes del secuestro.
Termino de atar el nudo de las botas negras que me llegan hasta las rodillas antes de pararme frente al espejo a darle un último vistazo a mi outfit.
Voy vestida totalmente de negro, Owen dijo que tenía una sorpresa para esta noche y conociendo lo que el término "sorpresa" significa en su vocabulario, creo que elegí el atuendo adecuado: falda corta de cuero, chaqueta del mismo material y un top que deja ver un poco de piel.
Para el pelo no tengo muchas opciones, así que lo llevo ondulado como habitualmente lo hago. En cuanto al maquillaje, opté por algo sencillo, solo rímel y brillo labial.
Recibo un mensaje de él indicándome que ya está en nuestro punto de encuentro. Me muerdo el labio inferior para tratar de contener la sonrisa boba que amenaza con asomarse.
Estoy a punto de salir por la puerta principal, cuando mi madre aparece de la nada.
—¿A dónde vas vestida así?, pensé que irías donde los Evans. —Entrecierra los ojos.
Me acerco a ella, rodeándola con uno de mis brazos.
—Tendremos noche de chicas. —Le doy un beso en la mejilla y me encamino a la salida antes de que siga indagando.
—¿Día de trabajo? —alza la voz para que la escuche.
—Hemos tenido poco tiempo para compartir, ya nos conoces. —Sacudo la mano para despedirme.
Cuando salgo al exterior tengo que ajustarme la chaqueta en el frente por el frío que hace, falta poco para las diez de la noche y el ambiente está más que fresco.
Bajo del porche, encaminándome calle abajo. No puedo evitar mirar a todos lados mientras camino, esta zona es propensa a los asaltos.
Él me está esperando a dos cuadras de mi casa. Es mejor así, para evitar las malas lenguas de los vecinos cotillas que tengo. Es cierto que ya tengo 24, pero mis padres jamás aprobarán que esté saliendo con un hombre de cuarenta y tantos, ni siquiera a Luna, quien normalmente no me juzga, no le pareció buena idea.
