Capítulo 4

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LUNA

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LUNA.

Solo dos días, dos días sucumbí ante la absorbente tentación que suele empujar mi cuerpo a los ventanales del dormitorio, a causa de la luna llena.

Es una extraña sensación de necesidad y anhelo, soy atraída como polilla a la luz. Sin embargo, el miedo siempre me ha mantenido al margen de estas experiencias. Soy consciente de que cuando me dejo llevar mi personalidad cambia de una forma un tanto drástica.

En la escuela los profesores solían convocar a mis padres para expresarles sus preocupaciones sobre mi salud mental. Erick y Olivia prometieron llevarme con un psicólogo, pero nunca lo hicieron. Incluso yo misma llegué a pensar que estaba loca, aunque la verdad no descarto la idea.

Muchas veces he visto el miedo en sus ojos, especialmente cuando estaba pequeña. No podía salir de casa la primera semana de luna llena. Lo peor de esto es que me hace pensar que todas las ocurrencias de la gente son ciertas. Claro, mis padres lo han negado, siempre me han dicho que todo se debe a mi problema de albinismo y que hay casos especiales como el mío.

He tratado, en vano, creer que todo eso es cierto. Pero los pensamientos me atormentan a cada momento.

En cambio, ahora que mantengo la mente ocupada en el trabajo, estos pensamientos han menguado. Conocí al mejor amigo de Jace, se llama Bruce Sanders y es todo lo contrario a él. Es extrovertido y divertido, me ha hecho reír a carcajadas, incluso sin estar bajo los efectos de mi anomalía.

—Tierra llamando a Luna —dice con voz fingida.

—¿Qué decías? —Enfoco la atención en el chico de ojos café que tengo en la silla frente a mí.

Es la hora del almuerzo, así que estamos en el restaurante del edificio. Yo pensaba traer mi comida todos los días para poder estar tranquila en la comodidad de mi oficina, pero Bruce ha insistido en que no puedo permanecer encerrada ahí en hora de descanso, ya que seguiría estando en un ambiente laboral.

El lugar es bastante bonito, me gusta la combinación de colores que utilizaron. Es una moderna mezcla de tonos fríos y cálidos, como lo son el naranja, azul turquesa y crema. Las sillas siguen el patrón de estos colores y se ven perfectas con el tono claro de la madera de las mesas. Algo que también me resulta fascinante son los grandes ventanales que le brindan luz natural y la doble altura le da el toque de poder y elegancia que todo restaurante de lujo necesita.

Toca mi frente con el dedo índice, provocando que la cabeza me rebote ligeramente hacia atrás.

—No has comido nada. —Señala mi plato intacto.

Pincho un trozo de pechuga y lo llevo a la boca. La verdad es que no tengo mucho apetito.

—Ya te dije que no me concentro comiendo aquí. —Señalo el lugar atestado de personas.

—Debes acostumbrarte. Además, no entiendo de qué te acomplejas, siempre estás cabizbaja, como si temieras que te miren.

—Soy extraña.

LUNA (Trilogía Dioses Destinados #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora