Capítulo 1

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 Una gota de sudor cayó al suelo, el aliento resonó en la sala y una rodilla algo pálida y huesuda cayó directamente en la mullida lona de pelea.

El dueño de dicha rodilla agachó la cabeza en señal de sumisión y comenzó, de nuevo, a pedir perdón.

– Volveré a hacerlo, esta vez me saldrá bien. Lo prometo.

El chico, postrado en su postura sumisa y vulnerable, vio un par de zapatos acercarse hasta que quedaron a unos centímetros de su rodilla.

– Por el amor a los dioses, Lekai, lo has intentado cientos de veces y tus compañeros se atrasan por tu culpa.

El chico llamado Lekai escuchó risitas detrás de él, pero las ignoró, siempre lo hacía, y se concentró en la tarea de seguir entrenado duro.

– Por favor maestro, deme una última oportunidad, no fallaré.

El maestro no muy convencido lo instó para que se parara y, con la poca paciencia que pudo reunir, le enseñó el movimiento básico al chico una última vez.

– De acuerdo, empecemos de nuevo. Piernas ligeramente separadas, rodillas flexionadas... no, no tanto... menos, menos... así.

Una vez el chico logró una postura mínimamente decente, el maestro siguió. Todo bajo el escrutinio de sus compañeros con sonrisas burlonas.

– Ahora sacas del pecho el aire y... no, no... con menos fuerza... más concentrado... ¡Moviste mucho tus pies! Esa pose está mal, cualquiera puede derribarte... menos... aumenta la respiración... vas a quemar a alguien si sigues así.

El maestro comenzó a ponerse rojo de la ira y frustración, no quedándole otra solución más que mandar a Lekai al banco y que se tomara un descanso de la clase.

– Escucha niño, si quieres ser un legionario algún día deberías saber lo básico de un elemental... ¿Cómo es que aún no aprendes nada? ¿Cuánto tiempo llevas intentándolo? A este paso te sugiero que dejes de intentar.

Lekai frustrado, con las risitas de burla como fondo, fue a sentarse al banco mientras veía a sus compañeros de clase aprender otros movimientos. Los mismos que eran imposibles de hacer para alguien como él.

– Muy bien Mica – alabó el maestro – tu postura es de 10.

Lekai miró con ojos envidiosos al más popular de la clase. Mica. No solo era popular entre los alumnos, sino también entre los profesores, su familia venia de una descendencia pulcra de elementales, y aunque la mayoría había elegido el bando del gobierno, Mica tenía muchos antepasados que también habían sido legionarios de gran poder.

En la Gran Nación, existían dos gobiernos que armonizaban entre ellos para mantener la paz y el orden, el gobierno por su lado tenía al presidente electo junto a su gabinete burocrático y sus legisladores.

Y del otro lado estaban los legionarios.

Si el gobierno era el punto diplomático de la Nación, entonces los legionarios eran la fuerza bruta, tropas élite que tenían mucho poder y eran quienes protegían y salvaguardaban a todos los ciudadanos nacidos en ella. Ser un legionario era un gran honor, y es por ello que no cualquiera podía ser uno.

Los únicos que podían serlo eran los elementales.

Cuando un niño o niña nacía y desarrollaba en él o ella la habilidad para controlar uno de los 4 elementos de la naturaleza (viento, agua, fuego y tierra) automáticamente entraban en el grupo de los elementales, los únicos contenientes para ganarse el honorable puesto, con el uniforme e insignia.

"El gran maestro" era la máxima autoridad de los legionarios, tenía el mismo poder que tenía el Presidente electo del gobierno y convivían ambos en rango y respeto. Por otra parte, debajo de él se encontraban los capitanes de cada facción, quienes eran los representantes que estaban en línea directa con el gran maestro. Bajo los capitanes, se encontraban en la línea jerárquica los cancilleres, quienes eran la segunda línea directa del gran maestro y que tenían un poder de igual respeto. Debajo de estas figuras estaban los legionarios de primera división, seguían los de segunda división y los más inferiores serian los legionarios de base que, pese a tener poco poder dentro del sistema jerárquico, aún tenían un poder mayor que el de un simple humano.

Legionarios: El Nacer Del Fénix (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora