El día de evaluación semanal paso sin pena ni gloria. Ahora los maestros sabían que Lekai no había practicado de forma normal, por lo que no lo juzgaron cuando no podía hacer bien los movimientos "tradicionales".
La semana que siguió fue tranquila para Lekai, ahora que tenía la cabaña para él solo podía entrenar como quisiera.
Salía de vez en cuando salía al patio, pero, cuando veía a algunos salir también a entrenar, volvía a entrar a la cabaña. ¡Maldición él tenía que aprender a ser mas sociable! Pero no sabía cómo.
Para él todos eran inútiles. Intentando encajar en el molde de las técnicas tradicionales, nadie reforzaba su espíritu, por lo que nadie tenía un buen control de su elemento. Casi le daba un dolor de cabeza cuando se puso a pensar en todos aquellos que le fueran a tocar de compañeros.
La pequeña elfa en reiteradas ocasiones le había dicho que debía intentar abrir más su círculo social, porque al final un legionario siempre debía relacionarse no solo con otros legionarios, sino con la gente en general. Lekai lo entendía, y aunque lo intentaba realmente duro, quitarse de encima todo ese tiempo donde había sido el hazmerreír de todos, bueno, parecía ser que se ocupaban más de 7 años.
Con el dilema del reto personal teniéndolo estresado, se pasaba las manos por el cabello cuando escuchó el golpe de la puerta. Frunció el ceño ligeramente pero aun así se acercó a abrir.
Ante él había dos jóvenes que tenían los trajes de entrenamiento con el logo de la facción de la tierra, no sabía sus nombres, pero había visto al de cabello castaño con puntas plateadas pelear anteriormente. No era de los mejores, pero tenía mucho potencial.
– Hola maestro – habló él que nunca había visto – hoy los de mi cabaña pensábamos entrenar en el área común y nos preguntábamos si gustarías acompañarnos.
No lo dijeron exactamente, pero la frase daba por sentado que lo querían para que les enseñara.
Una parte de Lekai quería decir que si, ya que necesitaba empezar a codearse con los posibles compañeros de su equipo, ampliar su círculo social, pero la mayor parte de él no estaba realmente convencida de ayudar en el entrenamiento a todos esos competidores que probablemente solo querían aprender para presumir e intimidar.
Para Lekai ser legionario era mucho más que presumir tu poder, era una vocación, y estaba convencido que los que estuvieran en el área común, esperando que él los entrenara, no compartían sus pensamientos en lo absoluto.
Entonces su lógica ermitaña ganó sobre todas las demás cosas y contestó de forma casi aburrida
– No doy clases.
Con eso cerró la puerta y, aun con el problema del reto personal en mano, se fue a la cocina a servirse una taza de té.
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En el área común muchos se habían enterado que los de la facción de la tierra le pedirían ayuda a Lekai, por lo que poco a poco se fueron acercando. Cuando los dos chicos regresaron se dieron cuenta que incluso el trío fantástico estaba ahí.
– ¿Qué paso Silver? ¿Qué dijo el maestro? – preguntó una chica.
El chico de puntas plateadas llamado Silver se encogió de hombros y expresó lo que él ya había intuido antes de ir a preguntarle.
– Dijo que no daba clases y nos cerró la puerta.
Muchos sabían que esta podría ser una posibilidad, Lekai llevaba con ellos casi dos meses y no había interactuado con nadie. Aun con eso creían que esta vez tendrían lo oportunidad de hacerlo cambiar de opinión.
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Legionarios: El Nacer Del Fénix (Libro 1)
Science FictionEn un mundo donde los elementales existen, hay una fuerza élite llamada los legionarios, solo los más fuertes y valientes pueden pertenecer a ella. Y eso se decide en "El Concurso Bianual de Legionarios". Lekai es un elemental del fuego que nunca...