Capítulo 46

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Pasaron dos días desde el desafío y la cena de ebriedad.

Las puertas del coliseo estaban abiertas a pesar de ser muy temprano por la mañana y los del staff estaban esperando en la entrada a los participantes. Les habían pedido a todos que fueran con los uniformes de entrenamiento y que no llegaran tarde.

Lekai veía con curiosidad a los organizadores y jueces vestidos de manera formal, pensando que estaban armando demasiado protocolo para solo decirles la última tabla de posiciones.

La que diría quienes serían legionarios ese año y quiénes no.

– ¿Alguien más quiere vomitar? ¿No? ¿Solo yo? – preguntó Mako mientras se tocaba el estomago

– Te secundo hermano – dijo Ren tragando con fuerza – las manos comenzaron a temblarme.

– Nervioso, si, bastante – dijo Silver asintiendo. Aun cuando no se le notara realmente que lo estuviera.

Ante algunas miradas de reojo, que ellos no notaron, entraron los 4 al coliseo.

Adentro no había mucha diferencia a lo habitual, lo único nuevo era que la mesa de los jueces tenia puestas botellas de agua y estaba llenas de carpetas.

¿Para qué era eso? Se preguntó Lekai, pero por lo demás no dijo nada.

– Demonios, el primer día esto estaba lleno, y ahora se puede notar lo vacío que quedo – argumentó Ren al ver el coliseo.

Lekai asintió ante ello, no queriendo recordar lo fastidiado y nervioso que se había puesto por encontrarse tan cerca de la multitud. Aunque también debía reconocer que habían pasado muchas cosas desde ese día que entró a la competencia. Debía agradecer que la mayoría de las cosas habían sido para bien.

Y también les agradecía a los dioses de Luna que por lo menos ahora no los hicieran ponerse las estampitas.

– Será mejor ir a sentarnos – sugirió Silver viendo hacia el área de la mesa donde empezaban a acomodarse los del jurado.

– Tranquilos – los calmó Lekai – no tienen por qué estar nerviosos.

Una vez los vio más calmados, se separó de ellos y se sentó donde siempre. Al cabo de un rato Mica y Arista hicieron su aparición, llegando directamente a sentarse. No dijeron nada ni hablaron con nadie, Arista ni siquiera toco el tema sobre como Lekai la había salvado de aquel rayo. Ambos elite parecían estatuas sentados sin emociones de ningún tipo, muy ensimismados en sus propias mentes, consumidos por sus pensamientos.

Por su parte Persea se encontraba igual, aunque ella parecía tener una mueca de fastidio perpetua pintada en la cara.

– Buenos días jóvenes – sonrió el presentador – empiezo a ver sus caritas nerviosas ¡Tranquilos! Ustedes saben que todo llega en su momento sabiéndolo esperar. Así que pasaremos rápido a felicitar a todos los que hicieron su mejor esfuerzo este año, que llegaron hasta aquí y también felicitar de antemano a quienes lograron hacerse un espacio en los 20 finalistas.

Todos se removían en sus asientos un tanto intranquilos, porque así era la adrenalina de esos concursos, conforme más avanzabas al premio, más ansioso te ponías. Los nervios de los participantes eran mayores a los que tenían cuando la primera ronda de eliminación.

– Ahora bien, deben sentir mucha curiosidad por las carpetas que tiene el jurado en su mesa – explicó el presentador – bueno, ya que esta fue una competencia muy única y feroz, se les dará a todos ustedes un reconocimiento por haber llegado hasta aquí y por pertenecer a esta ¡La generación dorada!

Aquello sorprendió a los jóvenes ¿Era oficial que la llamarían de esa forma? Eso sí que era increíble, ahora todo mundo recordaría este concurso en particular. Muchos que no creían que quedarían se sintieron contentos, felices de poder ser parte de esa muy peculiar generación

Legionarios: El Nacer Del Fénix (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora