Capítulo 6

18 3 0
                                    

La primera semana de la competencia había comenzado, los jóvenes se levantaron a las 7 de la mañana para empezar su entrenamiento desde temprano.

En la cabaña de la facción del fuego número 5 había un olor delicioso, los estudiantes se levantaron salivando por ello, bajaron las escaleras y vieron a Lekai terminando su desayuno. Al parecer había hecho waffles con tocino y huevos estrellados, café y jugo de naranja

¡Maldición! el chico había hecho un gran desayuno ¿No eran apenas las 7 de la mañana? ¿Cómo hizo un delicioso desayuno tan temprano?

Lo peor de todo es que parecía que solo había hecho desayuno para uno. Lo único que delataba el manjar era un waffle a medio comer, un pedazo de tocino mordido, a la cartera de huevos le faltaban piezas, el olor delicioso del café y en el bote de basura los cadáveres de las naranjas exprimidas.

Lekai ajeno a las miradas y las bocas con saliva, se levantó y tiró los restantes de comida y lavo los platos. Si no fuera porque ellos lo habían visto comer no hubieran creído que se utilizó la cocina, parecía limpia y ordenada, tal y como estaba ayer en la tarde cuando la habían visto al llegar a la cabaña. Uno de los jóvenes casi lloraba al ver los pedazos de waffle en la basura ¿Por qué este tipo era así? Ayer al llegar no había hablado con ellos, estuvo encerrado lo que restó del día, y ahora parecía que tampoco iba a socializar.

Uno de los chicos que tenía cara pequeña y ojos rasgados estaba algo ansioso. El maestro Toro le había dicho que vigilara al chico y que intentara entablar una amistad con él.

– Bueno... – dijo uno de los otros chicos – según lo que me dijeron otros, Lekai siempre fue muy retraído y nunca hablaba con nadie... tal parece que esa parte de su personalidad no cambio.

Con corazones pesados, comenzaron a hacer sus desayunos para después cambiarse y entrenar.

La primera semana era por mucho la más activa, para mostrar sus capacidades todos daban lo mejor de ellos entrenando hasta altas horas de la noche y prácticamente viviendo el día a día todos sudorosos en el salón de entrenamiento o algunos fuera de sus cabañas.

Mica, Toro y Arista entrenaban de forma individual y una vez de forma conjunta en el jardín, dando un verdadero espectáculo a aquellos que los veían de forma envidiosa desde sus cabañas. La chica y el chico que estaban en 4to y 5to lugar se sintieron intimidados, pero también de forma secreta aprendieron de ellos.

Era la tercera mañana cuando el joven de ojos rasgados se despertó y bajo solo para encontrar a Lekai comiendo su desayuno ¿No era muy temprano para desayunar? ¿A qué hora se despertaba? Y aunque tenía muchas preguntas iguales a esa, no dijo nada más allá de los buenos días.

Unos buenos días que no devolvieron.

Tomó unas cuantas naranjas y empezó a partirlas en cómodo silencio. El maestro Toro había sido muy específico con intentar calcular la fuerza y el poder del hombre, así que debía por lo menos intentarlo. Si continuaba en la competencia, estar en buenos términos con Toreto sería sin duda un gran bono.

– Pensaba practicar a fuera hoy – empezó la charla sin dejar de ver como el jugo caía en el vaso – ¿te gustaría practicar conmigo? Normalmente lo hago solo, pero me vendría bien un acompañante.

El silencio que siguió heló la espalda del chico, volteando hacia Lekai notó que el hombre terminaba de tomar su te sin siquiera verlo.

El chico estaba por repetir su invitación cuando unos ojos naranjas lo petrificaron cerrándole la garganta.

– No.

Con la cara sin emoción alguna, Lekai se levantó del asiento y empezó a limpiar su desastre.

Legionarios: El Nacer Del Fénix (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora