Capítulo 48

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Cuando Lekai llegó al coliseo el lugar ya estaba bastante lleno, y el grupo más grande del lugar era, sorprendentemente, el suyo.

Vio a Gustaf y su grupo, a Oscar, a su equipo, a Tony y a la Pequeña Elfa

– ¿Dónde estabas fénix? – Preguntó Taigo que fue el primero en verlo – te estábamos extrañando.

Lekai los saludó y, mientras Luna lo abrazaba, les dijo que conoció a unas personas, pero que después les diría a quienes.

– Eres muy misterioso Lekai – dijo Tony con el entusiasmo aun a flor de piel – oye por cierto ¿Serás tú quien de él discurso de graduación? ¡El alumno con mayor puntaje es siempre quien lo hace!

– Así es – presumió Gustaf – en nuestra generación fui yo quien lo dio

– Me pidieron hacerlo – confesó Lekai – pero decliné porque, bueno, no se me da muy bien eso de hablar demasiado.

Todos asintieron entendiéndolo, Lekai había cambiado mucho a como había empezado el concurso, pero eso no quería decir que no siguiera siendo el chico introvertido que odiaba hablar frente a muchos.

– Entonces, si no eres tú ¿Quién lo dará?

Ren sonrió sin ganas ante la pregunta.

– Desgraciadamente será Mica, es el siguiente en los puntajes más altos de la generación.

Antes de que alguien pudiera decir algo sobre ello, en la entrada aparecieron el legislador de la región norte junto a su esposa, detrás de ellos venían otras dos personas y al final estaban Mica y Arista.

Ambos se veían fenomenales con sus uniformes, Mica platicaba en voz baja con ella mientras balanceaba una carpeta de mano a mano. Pasaron junto al grupo y tomaron sus asientos sin siquiera lanzar una mirada o hacer conversación.

– Estirados – murmuró Tony.

El legislador, junto a su esposa y los padres de Arista, se sentaron en la primera fila de las gradas. Saludaron a algunas personas, pero por lo demás se quedaron como estatuas con la mirada al frente, sin ver nada en particular.

– Supongo que Toro no vendrá a la graduación de sus amigos – dijo la pequeña elfa más como un comentario que realmente una pregunta.

Según había escuchado ella, Toro se había ido a entrenar lejos del capitolio y sus padres no le permitirían regresar hasta que fuera el siguiente concurso.

Aun con eso, la elfa consideró que por lo menos debió intentar hacer el esfuerzo por estar presente y apoyarlos.

Lekai no dijo nada porque aquello entraba en sus expectativas, consciente que alguien como Toreto, que siempre veía sus propios intereses sobre lo de los demás, jamás apoyaría ni felicitaría a alguien que haya podido obtener lo que él quería y no pudo.

Sin importar si esas personas eran sus mejores amigos.

Todos parecieron tener la misma idea que él, porque vieron a los dos chicos sentados ahí solos y sintieron un poco de lastima.

– Será mejor que nos vayamos a sentar – dijo la pequeña elfa cuando noto que el presentador tomaba el micrófono.

– Sí, creo será lo mejor – secundó Sienna tomando a una celosa Dory del brazo.

Con la llegada del grupo elite parecía que todos ya se encontraban presentes, así que, tal y como sospecho Luna, el presentador pidió que los que aún estaban por ahí deambulando se fueran a sentar.

– Nos vemos más tarde Demonio – dijo Gustaf y se llevó a su equipo a las gradas

– Adiós Silver, te aplaudiré mucho hermano – lo abrazó Oscar

Legionarios: El Nacer Del Fénix (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora