Capítulo 35

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Mako tomaba una taza de café mientras veía la pared, recordando una y otra vez la ronda eliminatoria, sabía que le había ido horrible, había decepcionado al maestro Lekai, había decepcionado a Viana y lo peor era que se había decepcionado a sí mismo en el proceso.

Ren y Silver estaban con él, habían ido a la cabaña del maestro creyendo que lo encontrarían ahí, lo habían visto en la entrada después de todo. Pero solo los recibió una cabaña vacía.

Aun así, pensaron que tal vez regresaría y decidieron esperar.

Ninguno decía nada, la sala se llenó de pesar y así siguió hasta que se dieron cuenta que estaba por ser el toque de queda y el maestro no aparecería.

– Será mejor irnos – dijo Silver aun cuando ninguno quería hacerlo realmente.

– Solo esperemos otro poco – dijo Ren – un poco más.

Mako sabía que todos solo querían retrasar lo inevitable, si el maestro estuvo ahí significaba que había visto su desempeño, probablemente sabía que los tres serían eliminados.

El toque de queda se escuchó a lo lejos y los tres se dieron cuenta que ya no podrían irse de ahí, aun cuando inconscientemente eso era lo que estaban buscando, quedarse juntos y pasar sus últimas horas de concurso así, unidos como una fortaleza.

Mako volteó a ver a ambos, Silver sentado correctamente y mirando al vacío mientras Ren estaba con un pie sobre la isla de la cocina y con el taburete reclinado hacia la pared, ambos muy diferentes, pero igual de amigos. No quería que aquello se terminara. Sin pensar cómo pasó, se dio cuenta que se entendían de una forma difícil de explicar, como si con la sola presencia del otro tuvieran suficiente.

Como ahora, que el consuelo de Mako era saber que estaba con ellos.

Los tres al final se resignaron y fueron a intentar dormir un poco, ninguno realmente pudo hacerlo bien, pero por la mañana fingieron que habían tenido dulces sueños.

– Buenos días – medio sonrió Mako. Ren y Silver solo asintieron en respuesta.

El ambiente seguía tan pesado como el día anterior, aun con eso empezaron a preparar bebidas en la cocina.

Estaban tomando sus respectivos cafés matutinos cuando la puerta sonó, los tres voltearon a verse extrañados, pero Mako tomó la iniciativa de abrirla.

Afuera había una chica con coletas amarrando sus lacios cabellos, unos ojos azul profundo y una sonrisa demasiado grande para ser tan temprano por la mañana.

– Lu... Luna... eres... eres Luna – dijo Mako no muy convencido si aún estaba durmiendo en la habitación de arriba

– Hola maestro Mako, un gusto conocerle – entró sin invitación y sonrió a las caras de asombro de los otros dos en la entrada de la cocina – hola maestro Ren, maestro Silver, un gusto.

El silencio que siguió no parecía incomodo, más bien parecía ser uno para asimilar lo que estaba ocurriendo. Luna intentó darles tiempo para digerirlo, pero como no disponía de mucho tuvo que apurarlos

– Realmente es muy ilegal que este aquí, el guardia solo me hizo un favor porque le traje golosinas, necesito decirles algo – sonrió suavemente mientras pasaba su mirada por los tres – no dejen de luchar, de entrenar y de perseguir sus sueños, Kai me dijo que les fue un tanto mal en la última ronda de eliminación, sé que tal vez se estén dando por vencidos y crean que ya se acabo está historia para ustedes, pero déjenme decirles un secreto: aquí es donde solo puedes ir cuesta arriba. Créanme, conozco un chico que estuvo a solo unos segundos de tirar la toalla y no lo hizo.

Legionarios: El Nacer Del Fénix (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora