Capítulo 23

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El coliseo estaba abierto y los jóvenes iban entrando poco a poco, hoy era el turno de la facción de la tierra, todos llegaron antes que los demás estudiantes.

Lekai inesperadamente también llegó antes y se sentó en su lugar habitual mirando al frente, no había traído un libro con él y muchos sospechaban que tal vez ya había acabado con los que tenía, porque la última vez tampoco había traído uno.

Pronto el lugar se llenó de los concursantes, los estudiantes, jueces y el presentador.

Luego del saludo de siempre, pidieron que pasaran los jóvenes de la academia. Los aprendices estaban muy emocionados por estar ahí, pero había un chico que destacaba de entre el grupo. Se pasaba las manos por el cuello varias veces, era delgado y traía puesta su capucha.

Cuando todos entraron empezaron a charlar entre ellos mientras el presentador empezaba la dinámica, pero el chico se quedó completamente solo. Lekai reparó rápidamente en el chico y sus ojos se oscurecieron un poco, después de todo reconocía la marginalidad cuando la veía.

Este chico era tal como su yo del pasado.

– De acuerdo, jóvenes, empezaremos ahora, las reglas y dinámica ya se sabe, pero la repito por si acaso...

El presentador continúo hablando y Lekai dejó de escuchar, se concentró en el chico que intentaba con todas sus fuerzas ser invisible.

– Ahora empezaremos con la dinámica, la estudiante Catalina será aprendiz de...

Conforme iban pasando el chico agachaba más la cabeza, Lekai estaba casi a punto de cometer el acto tonto e impulsivo de pedir ser el su maestro. Afortunadamente se supo controlar.

– El estudiante Sairo será aprendiz de... Oscar.

El chico levantó la mirada y vio como bajaba el concursante para enseñarle, su cara dio un cierto brillo y Lekai hizo una pequeña mueca. Si, el también en ese entonces hubiera querido ser ayudado por un estudiante, estuvo dispuesto a que cualquiera que quisiera ayudarlo lo entrenara... pero eso jamás sucedió. Desde pequeño se dio cuenta que la vida lo había hecho caminar solo, así que se atuvo a su destino y aprendió a no depender de alguien más para engrandecer sus capacidades.

Ese chico Sairo debía aprender desde temprano que su mejor aliado era el mismo.

Las lecciones comenzaron y Lekai no quitaba los ojos del chico, el tal Oscar era pésimo maestro, no le estaba enseñando adecuadamente y el chico se veía miserable al ver que no estaba aprendiendo.

Lekai quería pararse y ayudarlo, pero sabía que no podía hacerlo. Mientras su cabeza explotaba con la indecisión de romper o no las reglas, un chico de cabellos con puntas grises se acercó a ellos y hablo con el tal Oscar, después Sairo se fue con él y la chica que había estado entrenando el de cabellos grises se quedó con Oscar.

– ¿Qué está pasando? – Preguntó uno de la facción del fuego curioso – no sabía que se podía cambiar de aprendiz... que estafa.

– Esos dos son amigos, Oscar y Silver, probablemente lo vio en un apuro y quiso ayudarlo... los van a calificar mal.

– Probablemente, ¿no vieron que los jueces empezaron a negar con sus cabezas?

Mientras los demás hablaban Lekai notó que el tal Silver era mucho mejor maestro para el chico, le enseñó de forma lenta y le repetía lo que hacía mal, el chico empezó a desenvolverse mejor y de pronto se quitó la capucha, tenía un cabello negro azabache largo, mucho más largo que como lo tenía la pequeña elfa cuando la conoció, sus ojos eran casi amarillos, dos pinturas circulares de un bello jardín de girasoles.

Legionarios: El Nacer Del Fénix (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora