Legionarios: El Nacer Del Fénix (Libro 1)

Capítulo 41

Capítulo 41

El maestro Tatum fruncía el ceño ante la información que la policía local había mandado a la central.

– ¿Qué demonios es esto? ¡Esta información no está completa! ¿Dónde diablos está el comandante encargado?

– No lo sabemos maestro – dijo la nerviosa asistente que había recibido el papeleo – llamamos, pero no nos han dado noticias.

– Si se quisieron poner a trabajar por primera vez en su vida tomando la declaración de las víctimas, por lo menos debieron hacerlo bien – se sulfuró el maestro y cayó en su silla – mande un mensaje a la canciller Felicity, dígale que los locales han realizado la actividad de manera incompetente, y que espero su autorización para poder evaluar la situación personalmente.

– Si maestro, ahora mismo.

La asistente salió de la oficina corriendo ante la petición.

El maestro veía la información que no tenía ningún sentido. Ahí solo estaba la declaración de 3 chicas ¿Dónde estaba la de la cuarta? Lo peor de todo era que las otras chicas en sus declaraciones pusieron que un "transeúnte" las había ayudado, lo cual no era nada lógico ¿O tal vez lo era?

Y si los paramédicos dijeron que habían llevado a una de las chicas al hospital con una herida grave ¿Por qué eso no estaba en el informe?

Sentía que le empezaba a doler la cabeza, había demasiadas lagunas en la información y no sabía si aquello había sido a propósito.

– Maestro – entró insegura la asistente – la canciller Felicity manda decir que no es necesaria su investigación ya que el capitán Adael ha tomado el caso de los secuestros bajo su jurisdicción

– ¿El capitán Adael? ¿Entonces será la facción del aire quien maneje esos asuntos?

– Me temo que si maestro.

El maestro Tatum frunció el ceño no muy convencido. Con la mano despidió a la asistente y siguió leyendo el informe

– ¿Qué es lo que están tramando los capitanes? – se preguntó en la soledad de la oficina, sin nadie ahí que pudiera darle una buena respuesta.

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Sin darse mucha cuenta pasaron las semanas y llegó el punto más crítico de la competencia.

Lekai había estado en contacto limitado con la pequeña elfa, pero las pocas veces que la vio y habló con ella supo que estaba mejor, recuperándose poco a poco. Él sabía que de un evento como ese solo el tiempo y su fuerza podrían hacer que, tal vez no lo olvidara, pero que fuera un recuerdo que solo viviera en el fondo de su mente.

La pequeña elfa siempre había sido imprudente y algo impulsiva, pero era esa misma actitud la que la podría sacar de ese ensimismamiento al que se había ido a refugiar.

Sus llamadas eran constantes y sabía que el equipo de Gustaf iba y la visitaba cada tanto también, así que se sentía más tranquilo.

Lo único que quedaba en sus preocupaciones era la siguiente fase del concurso. Oficialmente el último peldaño de las grandes y curveadas escaleras.

Era la noche de un miércoles cuando Lekai cenaba con Mako, Ren y Silver en la comodidad de su cabaña, esa que sus pupilos ya se habían apropiado como suya también.

– ¿Qué creen que sea el desafío final? – preguntó Ren con la boca llena de pan tostado.

Esa misma tarde les habían dicho que mañana temprano iría un camión por ellos y que esperaran con su uniforme en las afueras de la academia, también les habían pedido que no llevaran nada.