39 | Los desperfectos del amor

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39| Los desperfectos del amor

Enzo:

La noche estaba siendo un desastre.

Conducir hasta Prince se había convertido en un suplicio ya que la combinación de mis nervios y de las confesiones de Pandora me habían convertido en un torbellino emocional completamente inestable.

Por primera vez en la vida había querido mandar a la mierda mi sueño y quedarme con ella.

Sonreí al recordar su confesión anterior, aquella que me partió el alma al verla tan débil y vulnerable frente a mí.

Era Pandora Johns.

La hija perdida de Hache y Halley Johns, las personas más conocidas en la industria artística de los Estados Unidos.

La chica que me había robado el corazón.

La chica de las mil identidades.

La chica que había conseguido que me enamorase de todas ellas.

La chica que se había convertido en mi nuevo sueño.

Mentiría si no dijera que había estado a punto de darme la vuelta y regresar a la librería en numerosas ocasiones desde que la dejé arreglándose en la habitación y me marché al club, donde Koen y Nicola me esperaban hechos una tormenta de emociones y desperfectos que, efectivamente, iba a tocarme solucionar.

Los encontré en la barra nada más llegar, donde una docena de vasos de chupito estaban apiladas una sobre otras. El rubio acababa de beberse otro mientras Koen lo abrazaba por la espalda y pronunciaba lo que intuí que sería un discurso motivacional con la intención de tranquilizarlo.

—¿Se puede saber qué estáis haciendo? —pregunté al llegar—. Koen, no puede darle un coma etílico antes de salir a tocar, joder.

—¿Y qué quieres que haga? Llevo intentando pararlo desde el quinto —replicó cuando me vio coger un vaso para tratar de adivinar su contenido.

—Joder, tequila. Me cago en tu vida, Nicola, para de beber ya.

—Mande —respondió alzando otro vaso en nuestro honor.

Tras depositarlo en la mesa, Koen y yo lo arrastramos hasta el camerino, donde teníamos previsto revisar cada uno de los elementos que necesitábamos y comprobar que el sonido funcionase a la perfección. No podíamos permitirnos un solo fallo esta noche si queríamos triunfar.

Ser bajista profesional nunca había estado entre mis objetivos y mucho menos entre mis sueños. Adoraba la música y transmitir sentimientos a través de ella, contar historias con las que el público pudiera empatizar y sentirse parte de un mundo lleno de maldades y desgracias. Sin embargo, parecía algo tan lejano e inalcanzable, que pensar en ello parecía una locura.

Y luego estaba la fama y los sacrificios que debías hacer para hacerlo funcionar.

No era estúpido, firmar un contrato esta noche iba a traer consecuencias, pero estaba preparado para todas ellas. Me consideraba una persona bastante privada, pero durante mis años como bajista de 305 y estos meses con Deneb a mi lado había aprendido que las personas que verdaderamente te quieren nunca llegarían a juzgarte por partes de tu pasado de las que te avergüenzas sin motivo.

Pandora.

He vuelto a equivocarme.

Koen vino hasta a mí cuando Nicola se había escapado al escenario para comprobar el sonido de los amplificadores de nuestros instrumentos. Me dio una palmada en el omoplato sacándome de mi ensimismamiento y sus ojos juiciosos comenzaron a psicoanalizarme con el mayor descaro que jamás había podido emplear.

Los desperfectos del amor ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora