06| Cómo terminamos solos
Deneb:
El teléfono no paraba de sonar y todo era un caos.
La habitación entera era un desastre, miles de papeles volaban de un lado a otro y me resultaba imposible escuchar algo de lo que me decía Sam a la distancia.
Cuando mi móvil se sumó al ruido de la oficina, lo descolgué, intentando deshacerme de parte del ruido para minimizarlo. Sin tener tiempo a preguntar quién era, una voz familiar habló tras la línea:
—¿Dónde estás?
Era Enzo, aunque yo no pude contestarle porque estaba paralizada por lo que había sucedido.
—Dé, el problema con los archivos de arriba se ha solucionado —me dijo Sam—. Hemos decidido continuar mañana, deberías...
—En la asociación —le respondí a Enzo con retraso, mientras observaba la pantalla completamente en blanco del ordenador.
Una llamada de mi madre entró en el teléfono de la asociación y quise que me tragase la tierra al imaginar que, probablemente, lo que había sucedido había llegado a sus oídos.
—¿Qué haces ahí? Pensé que ibas a...
Le interrumpí abruptamente.
—No voy a poder ir, las cosas se han vuelto... Un poco... —Me interrumpí a mí misma cuando vi que Britt estaba intentando salir del recinto, intentando ocultarse de la vista de todos—. ¡Sam, tráemela!
—Dé, quizá deberías dejarlo estar y marcharte a ca...
—He dicho que me la traigas —le repetí, enfadada, con los nervios carcomiéndome por dentro.
—¿Has acabado? —preguntó el bajista. Me resultó complicado escucharle, y no supe si se debía al escándalo de Prince o a rebullo que había en la asociación.
Intercalé una mirada entre el reloj de la recepción y Sam, que no paraba de gesticular un «sí» con la cabeza mientras se marchaba a buscar a Britt.
—Supongo que sí, pero...
—Voy a por ti, no te muevas de donde estás.
—Enzo, no puedes hacer eso —me quejé—. El concierto está a punto de empezar, lo teníais programado a las ocho y son menos veinte.
—Me da igual. Koen se puso super contento cuando se enteró de que venías y Nicola está deseando conocerte en condiciones.
—Dudo eso —le respondí. Teniendo en cuenta el pánico social que tenía el guitarrista, lo último que esperaba es que fuera a querer conocerme como era debido, y no se lo reprochaba, desde luego. Cuando Sam apareció de nuevo en mi campo de visión con Britt sujeta del brazo, le dije—. A la oficina, ya. Tú y yo tenemos que hablar.
—Nunca te había escuchado tan enfadada —habló el bajista tras la línea. Posteriormente, escuché una puerta cerrarse y me dijo—. Estoy allí en cinco minutos.
—No te pases de listo, a ver si vas a estrellarte.
Rio.
—Ahora nos vemos, anda.
—Enzo, lo digo en serio, no vengas, vas a echarlo todo al garete por mí.
Colgué antes de que él pudiera hacerlo y les di las buenas noches a los demás antes de dirigirme a la oficina, donde Britt y Sam me esperaban, la primera sentada frente al escritorio y el segundo de pie, nervioso por mi actitud.
Cerré la puerta a mis espaldas, llamando la atención de ambos, y me senté frente a la rubia intentando mantener la mayor profesionalidad posible.
—Sam, sal del despacho. Puedes irte a casa si quieres.
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Los desperfectos del amor ✔
RomanceCon una identidad magullada y un pasado doloroso, Deneb tendrá que embarcarse en la mayor aventura de su historia para descubrir cuál es su propósito en la vida. Y cuando se tope con 305, la banda que revoluciona a toda la ciudad de Sídney, sus prob...