EL PUNTO DE VISTA DE CARINADefinitivamente no sabía en lo que me estaba metiendo, pero lo que sí sabía era que no podía, o no quería, detenerlo.
Me desperté temprano esa mañana y maldije un par de veces antes de que finalmente lograra saltar de la cama e ir al baño con la esperanza de que una ducha me despertara un poco, la verdad era que sabía que mi día no comenzaría hasta después de una buena taza de café, y no tendría acceso a ella hasta dentro de una hora, antes de vestirme con ropa lo suficientemente abrigada como para enfrentar el frío Viento de Seattle.
Esto era un poco ridículo, desde el punto de vista de un extraño. Lo sé.
¿Por qué caminaría tres cuadras, tomaría el metro y caminaría otros cinco minutos para llegar al ferry solo para hacer un viaje de ida y vuelta?
Hace diez años, había una razón para tomar el ferry, mi madre vivía en Bainbridge y mis clases eran en la Universidad de Washington, pero en estos días vivía en Capitol Hill, ya no necesitaba el ferry.
Excepto que necesitaba el ferry para ver a Maya.
Después de nuestra conversación hace tantos días, sabía que no había necesidad de seguir yendo allí, podía simplemente enviarle un mensaje de texto, llamarla, finalmente reunir el coraje para invitarla a salir y cosas así, pero sabía que ella estaría allí en las mañanas en las que estaba fuera de turno y una parte de mí disfrutaba reviviendo la sensación nostálgica de estar en ese barco con la rubia.
-¡Buenos días! - Maya habló alegremente cuando le di un codazo en las costillas, haciendo notar mi presencia mientras estaba a su lado en la fila para tomar un café.
-Buongiorno. - Mi saludo fue casi interrumpido por mi bostezo.
-Veo que todavía no eres una persona mañanera. - Se rió y dio un paso adelante cuando otra persona frente a nosotros se acercó al mostrador.
-¡No lo soy y nunca lo seré! - confesé, sacudiendo los hombros para protegerme del escalofrío que me recorría los brazos.
¿Por qué esta ciudad tiene que ser tan fría?
-Confieso que me sorprendí cuando me mandaste un mensaje diciendo que vendrías esta mañana. - Maya habló y se volvió hacia mí, con una discreta sonrisa en su rostro.
-No trabajo hasta las tres de la tarde y no he estado aquí esta semana. - Me encogí de hombros. - Supongo que estoy empezando a pensar que este también es mi lugar seguro.
No necesitaba saber que ver sus ojos azules era mi principal motivación para levantarme temprano, aunque no me gustara. Tendría que mantenerlo en secreto por ahora.
-Pero podríamos encontrarnos en algún lugar un poco más tarde algún día, ¿sabes? - Bromeé y Maya se echó a reír, dando finalmente el paso hacia la mujer detrás de la caja registradora.
-Un espresso doble y un capuchino con canela y sin suger, por favor. - Pronunció nuestras órdenes habituales.
Metí la mano en el bolsillo del pantalón, saqué un billete de diez dólares y lo dejé sobre el mostrador.
-Oye, no. - dijo Maya.
-Maya, pagaste la última vez. - La miré fijamente. - Ese es nuestro trato, ¿verdad?
Suspiró profundamente antes de asentir.
Tomó nuestras bebidas y se acercó a nuestra mesa -era agradable pensar que había cosas que eran "nuestras"- mientras yo esperaba el cambio.
-Bien, comencemos otro episodio del juego "¿qué has hecho durante los últimos diez años?". - Maya habló tan pronto como me senté frente a ella, y solté una carcajada.
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Ferry-love-boat
Fanfiction¡El amor es algo gracioso! Aparece en nuestras vidas y de la manera más impredecible y nos cambia para siempre. No importa si es cuestión de días o años, lo que se sabe es que el tiempo no es relevante cuando la conexión con otra persona es verdader...