Ferry-love-boat

Capitulo 37

Advertencias: En este capítulo hay una descripción de los actos BDSM leves, si no te gusta el tema o eres sensible a él, lee con discreción

EL PUNTO DE VISTA DE MAYA

Besos.

Eran besos que se apretaban contra mi mejilla, besos húmedos, persistentes y deliciosos, y no pude contener la sonrisa que se ensanchó en mi rostro en respuesta a las suaves caricias de Carina cuando me despertó esa mañana. Escuché una risita proveniente de la doctora mientras respiraba hondo antes de estirarme en la cama con cierta dificultad, ya que su cuerpo estaba parcialmente sobre el mío, y abrí los ojos con cautela tratando de evitar el dolor causado por la luz del sol, pero desesperadamente ansioso por ver la sonrisa de Carina por primera vez esa mañana.

-¡Buongiorno! ¿Sabes qué día es hoy? - preguntó Carina, acercando su cara de nuevo a la mía y dándome un beso en la punta de la nariz que me hizo sonreír aún más abiertamente. Llevé mis manos a su espalda, dándole un fuerte abrazo antes de inclinar mi rostro y besar sus labios por un segundo. Había dos respuestas posibles a su pregunta, pero mi novia no me dio la oportunidad de responder porque siguió hablando justo después de eso. - ¡Es el día de la mudanza!

-¡Buenos días! - Dejé escapar una breve risita ante la evidente emoción en su voz. Los ojos de Carina estaban más brillantes que de costumbre y la amplia sonrisa en su rostro me hizo estar aún más seguro de que estaba tomando la decisión correcta de mudarme con mi novia, ya que eso me permitiría ver ese hermoso rostro todas las mañanas. – Hemos estado moviéndonos toda la semana; Estamos literalmente tumbados en el colchón de tu cama en el suelo de tu habitación rodeados de cajas.

-Lo sé, pero hoy estamos durmiendo en nuestra nueva casa, ¡así que es el día oficial de la mudanza! - insistió Carina, alejándose de mí rodando antes de sentarse a mi lado y saltar del colchón. - Ahora necesito que te levantes porque en media hora una horda de bomberos entrará por esa puerta para ayudarnos con el resto de las cajas.

-¡Pero pensé que estábamos teniendo sexo para celebrar el día oficial de la mudanza! - Lloré mientras me sentaba en la cama y observaba a Carina cambiarse de ropa frente a mí, quitándose la camisa que llevaba puesta y luego cubriendo rápidamente sus deliciosos y acogedores pechos con un sostén blanco y una blusa holgada floreada que mostraba uno de sus hombros.

-Tal vez más tarde, bambina, realmente tenemos que prepararnos y comenzar a mover las cajas a la sala de estar. - Respondió Carina, esta vez quitándose los shorts de dormir y reemplazándolos por un par de shorts que dejaban ver sus largas y hermosas piernas. - Ahora levántate, cámbiate de ropa y ven a desayunar conmigo.

Pronto me quedé sola en el dormitorio, Carina parecía emocionada y ansiosa por finalmente mudarse a nuestra nueva y hermosa casa, con una bañera de hidromasaje en nuestra suite, y ahora, sentada en el colchón en el centro de su habitación casi completamente vacía rodeada solo por unas pocas cajas, las cosas comenzaban a sentirse reales.

Me estaba mudando a una nueva casa con Carina.

Todas mis cosas ya estaban allí, habíamos sacado las últimas cajas hacía dos días en mi último día libre – ahora mis cosas estaban distribuidas en todas las habitaciones de la nueva casa – y estar de guardia durante los últimos dos días era una distracción más que bienvenida a la ansiedad incontrolable que invadía mi pecho y mis pensamientos cada vez que las malas voces dentro de mi cabeza – provenientes de mi pasado – se preguntaban cómo podía Vivir con alguien tan diferente a mí. Siempre traté de concentrarme en mis sentimientos por Carina como una forma de apaciguar mis miedos, pero a medida que las cosas se volvieron más reales, fue más difícil silenciar mis inseguridades.

-¡Maya! - Carina llamó en voz alta desde la cocina y me devolvió a la realidad. Cerré los ojos durante unos segundos y respiré hondo para calmar los rápidos latidos de mi corazón, abrí y cerré las manos para limpiarme el sudor que empezaba a acumularse allí, y volví a abrir los ojos.