Capitulo 15

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EL PUNTO DE VISTA DE MAYA

Cálido. Cómodo. Relajado.

Así me sentí cuando mi cuerpo comenzó a despertar, cuando mis sueños fueron interrumpidos por la tenue luz que llenaba la habitación y el sonido de la lluvia contra la ventana que de alguna manera me tranquilizó aún más. Abrí los ojos y junto con ellos una gran sonrisa cuando me di cuenta de que tenía a Carina presionada contra mi cuerpo mientras la sostenía cerca de mí, su espalda firmemente presionada contra mi frente mientras mi cara se hundía en la curva de su hombro.

Esa mañana no quería saltar de la cama, ponerme mi ropa de correr y salir a las calles de Seattle, ni siquiera quería un paseo tranquilo en el ferry mientras disfrutaba del paisaje y de una buena taza de café. Esa mañana todo lo que quería era quedarme allí, aferrado a Carina, sintiendo cómo su pecho subía y bajaba mientras roncaba ligeramente.

Apenas podía creer la noche que habíamos tenido, podría haber sido un sueño, pero la luz que ardía en mi confirmaba que había sido real.

El sexo siempre había sido algo práctico para mí, abrir las piernas y tratar de obtener un poco de placer, un orgasmo para recompensarme por sobrevivir a una semana dura o un miércoles de cuidado personal, y Carina estaba cambiando cada una de mis concepciones sobre el tema. Lo de ayer fue una verdadera prueba de ello. Cuando me dijo que disfrutar del viaje valía mucho más la pena que ir directamente al orgasmo, la cuestioné, no es así como solía pensar, pero en cada momento que me llevó al borde y evitó que me corriera, encontré un nuevo matiz de placer que simplemente no sabía que existía.

Ella me hizo querer más. Lo quiero todo. Probarlo todo. Para experimentar todas las fantasías y posibilidades. Saber que a Carina le encantaba el sexo y que estaría dispuesta a hacer todo esto conmigo fue suficiente para hacerme feliz y excitarme un poco ya en estos primeros momentos de la mañana.

Besé su hombro un par de veces, mi boca se deleitaba con la piel cálida y suave, mientras movía mis labios hacia la curva de su cuello antes de volver a bajar a la parte posterior de su hombro. Me cepillé los dientes por toda la zona cuando sentí una presión familiar entre mis piernas -anoche no apaciguó el fuego que ardía dentro de mí, sólo me mostró que alimentar las llamas era mucho más placentero- y apreté mi brazo con más fuerza contra su estómago para acercarla aún más a mí.

-Buenos días. - murmuré contra su piel en cuanto sentí que Carina se movía entre mis brazos.

-Bebé. - murmuró ella; Su voz espesa por el sueño.

-¿Qué? - pregunté, sin dejar de besarle el hombro.

-Buenos días, nena. - Habló, retorciéndose de modo que su trasero quedó presionado contra mi frente. - Eso es lo que deberías decir después de haberme llamado "nena" tantas veces anoche.

-Yo... - Arrugé la frente ante sus palabras y luego los recuerdos volvieron a inundarme y ella tenía razón, realmente lo había hecho. Sentí que mis mejillas se calentaban de inmediato y detuve mis besos contra su piel para ocultar mi rostro contra su espalda. - Me llamas "bambina" todo el tiempo.

-No te estoy acusando de nada, no es algo malo. - Se echó a reír. - Me encanta cuando me llamas "nena".

-Bien. - susurré, aún escondiéndome de Carina y entonces me di cuenta de algo. - ¡Oye, te estoy abrazando!

-¿Qué? - Era su turno de confundirse.

-Nos fuimos a dormir anoche, y yo te estaba abrazando y nos despertamos de la misma manera, definitivamente estoy mejorando en ser la cuchara grande. - Las palabras salieron de mi boca rápidamente y Carina se rió conmigo.

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