Capitulo 19

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EL PUNTO DE VISTA DE CARINA

-Conoces la regla básica de un striptease, ¿no? - Pregunté mientras apagaba la luz principal de mi habitación y luego encendía solo una lámpara para proporcionar una luz media más acogedora.

-¿No tocar? - Volvió a preguntar.

-Exactamente. - Caminé hacia Maya, que parecía que estaba a punto de saltar de su piel en cualquier momento. Se removió en la silla que yo había colocado frente a mi cama. -Además...

-¿Hmm?

-Ahora tengo el control. ¿Estás de acuerdo? - Levanté una ceja en su dirección.

-Sí. -Ella asintió rápidamente.

-Ya que aceptaste sin oponer resistencia, te daré una recompensa. - Le di la espalda y saqué el largo espejo que había en un rincón de la habitación, las ruedas se deslizaron por el suelo hasta colocarlo frente a la silla en la que Maya estaba sentada. - Siempre tendrás una vista desde todos mis ángulos.

-Lo dices como si poder ver todos tus ángulos y no poder tocarte cuando quisiera fuera algo fácil. - Maya se rió nerviosamente detrás de mí mientras terminaba de colocar el espejo.

-¿Te quejas? - pregunté, arrugando la frente y cruzando los brazos.

-No, señora. - Ella asintió rápidamente.

-Más o menos me gusta esto. - Bromeé y me acerqué a Maya, poniendo mis dos manos sobre sus hombros. - Que me llames "señora" mientras te azoto el debe ser uno de los que más te excita, pero dejemos eso para otro momento, ¿de acuerdo?

-Sí, señora. - Me lamí los labios ante la dulzura de su voz mientras me respondía. Incliné mi cuerpo hacia adelante, rozando mi nariz contra la de Maya un par de veces antes de inclinar mi cara hacia adelante y besar sus labios suavemente.

-¿Tienes la bala en la ropa interior?

-Sí, pero se apagó antes. - Explicó.

-Enciéndelo a una vibración ligera. - Abrí el cinturón, y luego desabroché el botón de tus pantalones y luego la cremallera. - Sabes que no debes tocarte, ¿verdad? No es un asunto gracioso, solo enciéndelo y quita las manos de encima.

Cuando abrí sus pantalones vi el consolador ligeramente arrugado de lado, contenido por la tela de los pantalones, y recordé lo bien que se sentía sentir que me llenaba por completo. Hacía tiempo que no tenía sexo con la penetración de algo que no fueran los dedos, y la sensación de que mis paredes se estiraban para acomodar el grosor y el tamaño del juguete junto con los movimientos precisos de las caderas de Maya y el miedo a ser atrapada en cualquier momento en esa habitación me llevaron rápidamente a un orgasmo intenso.

-Hecho. - Se sacó la mano del pantalón y resopló. - Ajuste bajo, según se requiera.

-Bien. - Mantuve sus pantalones abiertos, pero el juguete permaneció oculto. Agarré mi celular y puse música lenta y provocativa. - Sabes, nunca te he preguntado nada...

-¿Qué? - Se apresuró a preguntarme, pero sus ojos ahora estaban pegados a los movimientos de mis caderas, mientras las movía de un lado a otro, moviendo mis manos arriba y abajo de mi cuerpo.

-Con todo tu juego de poder, y que quede claro que me encanta cuando me pones en mi lugar y eres agresivo conmigo, y esta actitud superior, ¿te excitas al ocupar un papel que es más... Como diría la gente, ¿más "masculino"? - pregunté y me quité los zapatos, los aparté de una patada y me acerqué a la mujer sentada frente a mí. Me di la vuelta un par de veces, me di la vuelta y moví el de lado a lado al ritmo de la música antes de darme la vuelta de nuevo a tiempo para ver a Maya colocando las palmas de sus manos debajo de sus muslos. - Y no me malinterpretes, eres muy femenina y nunca te tomaría por una... Este... Butch, creo que esa es la forma en que lo describen.

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