Capitulo 40

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EL PUNTO DE VISTA DE CARINA

Abrí y cerré mis manos tratando de que la sangre circulara por mi cuerpo en lugares diferentes a mi cara que ahora ardía de ira -y excitación, debo confesar- después de escuchar que Maya había hablado con esa mujer. La forma en que había mirado, mirado, el cuerpo de Maya, a pesar de que sabía que se la habían llevado, me había dicho todo lo que necesitaba saber sobre esa mujer, y odiaba que mi novia, bendito sea su hermoso e inocente corazón, no tuviera ni idea de lo que sucedía a su alrededor.

Vuole solo essere amica, un corno! - ¡Ella solo quiere que sean amigos, mi!

También odiaba que Maya tuviera argumentos tan fuertes en mi contra, porque nunca me había dado ninguna razón para sospechar o sentir celos de ella después del comienzo de nuestra relación oficial. Maya siempre me miraba con tanto amor y adoración que a veces era imposible pensar que alguna vez había estado con alguien más porque todo en ella me decía que era mía y realmente esperaba que quedara más que claro que yo también era completamente suya.

Esa maldita Adrienne se las arregló para ver lo hermosa que era Maya por fuera, y por supuesto, siempre estuve muy orgullosa de su apariencia, pero mi mayor temor era que Maya dejara que la chica francesa la conociera y se diera cuenta de lo hermosa, amable y amorosa que era mi novia. Bueno, eso, y que Maya de alguna manera encontraría atractiva a esa maldita chica francesa de alguna manera porque, seamos honestos, no era fea.

-¡Ugh! - gruñí, presionando la palma de mis manos firmemente contra mis ojos tratando de deshacerme de la frustración que se acumulaba dentro de mí. - ¡Confía en Maya! ¡Confía en Maya!

No era solo una cuestión de confianza, lo sabía. Gran parte de la confianza que seguía mostrando a las personas que me rodeaban no era directamente proporcional a la confianza que tenía dentro de mí, probablemente porque siempre tenía que probarme constantemente cuando estaba cerca de mi padre, y de alguna manera algo dentro de mí siempre se preguntaba cuánto tendría que complacer a alguien para mantenerlo a mi lado.

¿Y si Maya se cansa de mí? ¿Y si Maya encuentra una mujer más interesante? ¿Más bonito? ¿Con un acento más sexy?

-¡No! - Golpeé mi pie firmemente contra el suelo y estaba más que feliz de estar solo en ese momento. Necesitaba recuperar el control de la situación y dejar de pensar en las posibilidades. Necesitaba pensar en el amor que sabía que Maya tenía por mí, y en la complicidad y confianza que teníamos en nuestra relación.

Maya es la persona más honorable que conozco; Ella nunca me engañaría.

Y sabiendo esto, repitiendo este mantra en mi mente, tendría que ser suficiente.

Subí las escaleras aún pensando en sus palabras, en la forma en que su cuerpo había estado tan cerca del mío, en lo roja que estaba su cara, con unas gotas de sudor corriendo por sus mejillas y bajando por su largo cuello, mi cuerpo definitivamente recordaba lo excitado que había estado por la posibilidad de que su cuerpo sudoroso me agarrara con sus fuertes músculos, pero ahora todo lo que quería más que nada era tomarla, follarla hasta que su cuerpo, mente y corazón supieran -memorizados- que ella era realmente solo mía.

Entré en nuestro dormitorio y me dirigí al armario, abrí el primer cajón y cogí de allí la ropa interior que hacía las veces de strap-on -metiendo el vibrador de bala en el bolsillo correspondiente- y el consolador rosa que solía acompañarlo; Necesitaría mis manos para lo que quería hacerle a Maya esa noche. Recogí los objetos y me acerqué a la cama, colocándolos sobre el colchón a tiempo para escuchar cómo se cerraba la ducha dentro del baño.

-Te tomó bastante tiempo. - murmuré mientras se abría la puerta del baño.

-Lo siento, me tomé mi tiempo, ¿no? Tenía que lavarme el pelo; Estaba todo sudoroso y... - Habló Maya, aún envuelta en su toalla mientras salía del baño pero se calló en cuanto se dio cuenta de que me estaba quitando el kimono, ahora solo con la lencería que había elegido para mí.

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