Ferry-love-boat

capitulo 43

EL PUNTO DE VISTA DE MAYA

Creo que nunca me he movido más rápido que en ese momento; Tan pronto como me di cuenta de lo que estaba a punto de hacer, llevé ambas manos a sus hombros, apretándolas lo suficientemente fuerte como para detener su movimiento y empujándola hacia atrás un poco más fuerte de lo necesario.

-¿Y tú? - Ahora ya no podía ocultar mi enojo, las palabras salieron en voz alta y Adrienne se estremeció un poco. - ¿Qué tipo de persona eres? ¿Qué tipo de mujer eres?

-Maya... - Ella arrugó el rostro confundida.

-¡No, escúchame! - Solté sus hombros y di dos pasos hacia atrás. - ¡Me pones enfermo! Nunca, jamás, te di ninguna indicación de que estuviera interesado en ti, y de eso estoy seguro, estaba tratando de ser un ser humano decente, de darte una pequeña conversación amistosa ya que me dijiste que estabas solo aquí, pero creo que todos tenían razón, nunca quisiste ser amigos, toda esa charla sobre croissants y "lo sola que estoy" era solo una forma de tratar de tirar ¡A mí mismo! ¡A una mujer que siempre supiste que estaba tomada!

-Tú... Entendiste mal. - Tartamudeó, con los ojos muy abiertos, la cara completamente roja por la evidente vergüenza.

-¡Acabas de intentar besarme! A mi amigo se le ocurre un plan ridículo, dice dos frases cuestionables, y tú estabas listo para disparar tu tiro, arriesgarte, lanzarte sobre una mujer comprometida sin pensarlo dos veces. ¡Eso es patético, eres patético! Nunca engañaría a mi novia contigo, con ninguna otra mujer, con ningún otro hombre, ¿y sabes por qué? ¡Ningún hombre, ninguna mujer, ni tú, sería jamás una décima parte de la persona que es Carina, de la mujer que es Carina! - Sentí que me ardía la garganta, que mis manos estaban cerradas en puños mientras intentaba aferrarme al último hilo de la razón que aún me impedía emprender cualquier acción violenta contra esta mujer. - Podría pasarme toda la noche hablando de lo maravillosa que es Carina o enumerando todas las cosas que hacen de Carina una mujer mejor que tú, pero no mereces estar cerca de mí, ni siquiera mereces oír hablar de la mujer que amo.

Sus ojos grandes y brillantes llenos de lágrimas casi me hicieron sentir lástima por ella, sabía que estaba siendo duro, pero esa mujer no merecía nada más que mi desprecio, y en ese momento, mirarla solo me hizo darme cuenta de lo estúpido que era realmente al no notar las señales, pero aún así, había una parte de mí que me aseguraba que mi conciencia debía permanecer tranquila porque no había hecho absolutamente nada malo.

-No me vuelvas a hablar nunca más. - Dije mirándola fijamente. - No hay justificación para lo que hiciste, ciertamente no fuiste engañado por mí, no hubo conversaciones dudosas, ni toques inapropiados, ni miradas, ¡nada de nada! Acabas de demostrar que eres una persona despiadada, que hace lo que quiere sin importar las consecuencias para tu vida o la de otra persona.

-Maya... - Lo intentó una vez más y yo solo gruñí, dando pasos hacia atrás, solo el sonido de su voz fue suficiente para hacerme enojar y disgustar aún más con toda la situación. -Estoy... Lo siento, yo... No estaba pensando con claridad.

-Demasiado tarde. No quiero escuchar tus excusas, no quiero escuchar tu voz nunca más, no quiero ver tu rostro nunca más. Adiós. - Me di la vuelta, no había nada más que decir, todo estaba más que claro.

Carina tenía razón. Y yo había estado ciego.

Dando pasos decididos en dirección a mi casa, ni siquiera pude obligarme a correr; mi corazón latía con fuerza en mi pecho y aunque había un poco de culpa y arrepentimiento por no haber escuchado a mi novia antes, solo esperaba que ella me entendiera y me escuchara.

¿Sería mucho pedirle? ¿Después de no haber escuchado lo que me había estado advirtiendo durante días?

Sabía que me enfrentaría a su ira, tal vez tendría razón al mostrarme lo molesta que estaba, no podía culparla por decir "te lo dije" cuando en realidad me lo había dicho.