Ferry-love-boat

Capitulo 25

EL PUNTO DE VISTA DE MAYA

DÍA 08

Necesitaba correr.

Eso era lo único de lo que estaba seguro en ese momento, eso, y la certeza de que todos los sentimientos que tenía por Carina solo crecían con cada momento que pasábamos juntos, con todo el afecto que mostraba y con cada gesto cariñoso que me dirigía, y la charla incesante de mis amigos sobre todo lo que estaba sucediendo en la estación mientras yo estaba fuera solo hacía que mi expectativa por regresar al trabajo aumentar.

Siempre había odiado cuando las cosas no estaban bajo mi control y ascender en las filas del departamento de bomberos solo me hizo más apegado a mi mal hábito de microgestión. Ahora que me estaba recuperando de este desafortunado accidente, todo lo que podía pensar era en cómo todo estaba fuera de mi control, cómo ni siquiera podía vestirme sin pedir ayuda y eso simplemente no era yo.

Necesitaba correr.

Necesitaba hacer que mis piernas ardieran hasta que todos los pensamientos, inseguridades y desencadenantes de los ataques de ansiedad desaparecieran y recuperara el control de mi vida, pero nuevamente, esto era imposible debido a esta maldita recuperación. Entonces mi mente me llevaría a la única otra forma de relajación que conocía, el sexo, y eso también estaba fuera de mi alcance porque Carina simplemente no cedía a mis súplicas y terminaba convenciéndome, aunque fuera a regañadientes, de que tratar de tener sexo ahora solo me haría daño y me alejaría aún más de poder volver al trabajo y, en consecuencia, de volver a sentirme útil y productiva.

En otras palabras, estaba, ansioso, y no había nada que pudiera hacer al respecto.

-¡Jack literalmente dejó que el poder se le subiera directamente a la cabeza! - Vic se quejó de ello por tercera vez esa tarde, y no necesité mirar a mi amiga para saber que sus ojos estaban en blanco mientras resoplaba una vez más con total indignación. - Y ya no soporto que me sometan a sus taladros, tienes que volver pronto, Maya, al menos cuando intentas matarnos corriendo por el garaje tienes suficientes barrotes atados a tu cuello para evitar que me lo tome como algo personal y te odie por ello.

-Lo secundo. - Dijo Travis y bebió un sorbo de su jugo antes de comer otro bocado de su tercer plato de lasaña. - Y definitivamente necesitas casarte con Carina para que esta lasaña nunca más se vaya de nuestras vidas.

-Ah, ¿entonces no debería casarme con Carina por mis sentimientos, sino por mantener tu estómago lleno de lasaña? - Le pregunté levantando una ceja y me sorprendieron mis propias palabras. ¿Cuándo la idea de casarme con alguien empezó a no causarme angustia y temor?

-Los sentimientos son importantes, sí, pero también mi estómago lleno de lasaña. - Travis estaba hablando con la boca llena y podría haber sido gracioso si no estuviera concentrado en calmar la ansiedad que burbujeaba dentro de mí por la ociosidad.

-Tal vez deberías buscarte un italiano. - Vic señaló a su amiga con el tenedor que sostenía, pero se apresuró a volver a comer su propia lasaña, dejando escapar un gemido de satisfacción por el sabor de la comida contra su lengua. Realmente fue una buena lasaña. - Pero te escucho totalmente, esto es divino.

-¿Y cómo están las cosas entre ustedes? Definitivamente has vuelto a ser todo sonriente y feliz, al menos eras así cuando Carina estaba aquí por la mañana y luego volviste a ser el Grinch cuando se fue. - Travis se rió entre dientes y puse los ojos en blanco, pasé mi mano suavemente por el sitio de mi cirugía, presioné mis dedos en el lugar y casi esbozo una sonrisa cuando me di cuenta de que no estaba tan adolorido hoy. El progreso fue más lento de lo que quería, pero según Carina me estaba recuperando más rápido que un paciente promedio y traté de aferrarme a sus palabras para tranquilizar un poco mi mente. -¿Así que?