Capitulo 32

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EL PUNTO DE VISTA DE CARINA

Caliente. Sudoroso. Jadeante. Sin un solo pensamiento en mi cabeza.

Perderse en Maya era tan fácil, sus besos eran una fuente inagotable de una droga a la que cada día me volvía más adicta, y cuando sentía sus dientes contra mi labio, magullándolos de la mejor manera posible, no pude contener el gemido que se escapó de mi garganta. Sus manos subieron y bajaron por mi cintura y caderas, mi cuerpo apretado contra el suyo me hizo aún más hambriento de más, y ni siquiera la maravillosa follada que tuvimos en el baño pudo calmar mi espíritu, por el contrario, la mitad de mis piernas solo clamaba por más, más de Maya, más de su dominación, Más del poder que tenía sobre mi cuerpo, más de sus palabras susurradas contra mi oído mientras me volvía loca.

-¿Quieres otra bebida? - Preguntó cuando el beso se interrumpió, la música a todo volumen a nuestro alrededor y los cuerpos sudorosos chocando contra los nuestros me devolvieron a la realidad.

-No creo que sea la mejor idea para mí, quiero recordar esta noche. - susurré de vuelta, mis dedos se cerraron contra los mechones de cabello en su nuca y haciendo que Maya cerrara los ojos y se mordiera el labio inferior involuntariamente. - Quiero recordar cada beso, cada caricia, cada palabra, cada momento que pasamos juntas, Maya.

-Yo también. - Su respuesta fue baja, pero a pesar de la música a todo volumen pude escucharlos, sus ojos aún se cerraron cuando una pequeña sonrisa estalló en sus labios. Incliné la cara, besé la comisura de sus labios antes de hacer un rastro de besos hasta su oreja.

-¿Quieres salir de aquí? - pregunté en voz baja, dejando que el incesante latido de mi centro guiara mis palabras.

-Todavía no. - Contestó ahora con más firmeza, sus manos se apretaron alrededor de mi cintura y un segundo después Maya me estaba girando para que mi espalda quedara firmemente presionada contra su frente. - Quiero bailar más contigo, quiero que la gente vea lo hermosa y mía que eres.

Sus palabras posesivas me provocaron un escalofrío en la espalda, y aunque era reacia a cualquier tipo de dominación en mi vida diaria y odiaba cuando los hombres del pasado me habían dirigido tales comentarios, cuando Maya lo hizo, mi cuerpo reaccionó con puro placer. Era como si mi cuerpo estuviera listo para ser suyo, de cualquier manera, en todos los sentidos, y confiaba en que Maya haría lo que quisiera con él porque sabía que siempre estaría a salvo con ella.

-Solo tuyo. - Giré mi cara hacia un lado para poder mirar sus ojos mientras pronunciaba las palabras, y fue casi como si pudiera ver sus ojos brillando un poco más. La pequeña sonrisa engreída no me hizo enojar, me hizo aún más feliz saber que también estaba causando fuertes reacciones dentro de Maya.

Bailamos juntos durante lo que parecieron horas. Gabriella aparecía y desaparecía a nuestro alrededor, después de unos minutos y unos vasos más de la bebida misteriosa mi amiga me dijo que no tenía que esperar a que se fuera a casa, que dejaría de beber y encontraría la manera de llegar a casa más tarde, eso es lo que siempre me decía cuando conocía a alguien para pasar un buen rato y echar un polvo.

-¿Significa esto que tendremos tu casa para nosotros solos? - preguntó Maya contra mi oreja mientras balanceaba mis caderas de lado a lado, mi a veces rozaba la parte delantera de sus pantalones y el bulto dentro de ellos me hacía sonreír y recordar lo maravilloso que era sentir a Maya en lo más profundo de mí.

-Sì. - Asentí brevemente, guiñándole un pequeño ojo después.

-Entonces creo que es hora de salir de aquí. - Maya besó rápidamente mi hombro desnudo. - ¿No lo crees?

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