Capitulo 10

634 32 0
                                    


EL PUNTO DE VISTA DE CARINA

Cuando miré a Maya, vi en ella a una de las personas más fuertes que conocía y aunque su fuerza física era motivo de suspiros, su fuerza emocional era inspiradora y me hacía desearla aún más. Nunca me gustaron las personas que eran superficiales y querían verse perfectas todo el tiempo, y cuando Maya comenzó a abrirse a mí, poco a poco, me sentí aún más feliz al darme cuenta de que había una persona real apegada a ese magnífico cuerpo.

No era fácil pensar que para que nuestra relación funcionara, ambos tendríamos que ceder un poco de control; Disfruté recibir placer tanto como cualquier otra persona, pero cuando me detuve a pensar en ello después de la noche en que casi tuve sexo con Maya, me di cuenta de que incluso cuando tengo a alguien entre mis piernas, haciéndome gemir, trato de ejercer cierto control sobre la situación y eso no era lo que Maya quería.

Quería que me entregara.

Yo la quería de la misma manera, y estaba más que feliz cuando hablamos en la estación hace unos días durante la tormenta de nieve y ella me dijo que estaría dispuesta a comprometerse si yo también lo hacía. Era lo lógico. Era lo correcto. Lo haría por ella, incluso si eso significaba reventar por completo la burbuja de mi zona de confort.

Ahora estaba circulando por la cocina mientras recogía tomates para hacer una salsa de tomate casera, la receta especial de mi abuela, para hacer que la lasaña que estaba preparando fuera aún más especial. Cocinar fue terapéutico para mí; Hacía las cosas automáticamente mientras dejaba que mi mente se liberara y mi ansiedad se disipara con cada corte del cuchillo.

Al cabo de unos minutos sonó el timbre y tuve que apagar el fuego cocinando los tomates para comprobar quién estaba al otro lado de mi puerta.

-¡Andrea! -Sonreí cuando vi a mi hermano. -¿Qué haces aquí?

-No es el tipo de bienvenida que esperaba. - Se rió cuando le permití entrar a la casa. Estaba ligeramente mojado por la ligera llovizna que caía esa tarde. - ¡Parece que hace mucho tiempo que no te veo!

-¡No exageres! - Puse los ojos en blanco y solté una carcajada. - Eres residente, eres la que no tiene tiempo para venir a visitarme y siempre estás ocupada en el hospital siguiendo el rastro de Meredith Grey.

-¿Por qué te metes tanto con ella?

-¡No me estoy metiendo con ella! ¡Me estoy metiendo contigo! - Le di una ligera palmada en la nuca antes de pasar junto a él y dirigirme a la cocina.

-Ya es hora de que empiece a meterme contigo también. - Volví a remover la cacerola, pero giré la cabeza en su dirección, levantando una ceja en silenciosa interrogación. - Tal vez sobre tu inminente cambio de profesión.

-¿Qué? - Le pregunté. - No voy a cambiar de profesión.

-Teniendo en cuenta el tiempo que pasas dentro de la Estación 19, pensé que estabas considerando dejar la medicina y convertirte en bombero. - Se rió de mi cara y me ardieron las mejillas.

-¡No paso mucho tiempo allí! Me ofrecí como voluntaria una vez y el otro día fui allí para hacerle un favor a Travis, que quería algunos consejos sobre cómo dar a luz a un bebé en caso de que no pudieran llegar al hospital a tiempo. - Traté de defenderme, pero las palabras salieron rápido y un poco arrastradas debido a mi nerviosismo.

-Entonces, ¿fuiste allí estrictamente por motivos profesionales? - preguntó.

-Sí. - Mentí.

-Entonces, ¿no viste a Maya allí? - Volvió a preguntar.

-¡Trabaja ahí, Andrea! Por supuesto que la veré allí.

-Vale, ¡así que no besaste a Maya en ninguna de las dos ocasiones que estuviste allí por, ya sabes, fines estrictamente profesionales! - Entrecerró los ojos en señal de desafío, esperaba una confesión, una que yo no quería dar y pensé en mentir, pero tan pronto como sentí que mi cara se calentaba más y más supe que mi rubor era suficiente respuesta para su interrogatorio.

Ferry-love-boat Donde viven las historias. Descúbrelo ahora