Ferry-love-boat

Capitulo 20

EL PUNTO DE VISTA DE MAYA

Estaba enamorada, y no sabía lo profundamente enamorada que estaba hasta que vi a la persona que hizo que mi corazón latiera más rápido en mi pecho me echó de su cama después de darme una de las mejores noches de mi vida. Ahora me dolía el pecho con cada latido y me ardía la garganta con cada grito que daba a mis bomberos y con el impulso constante de romper a llorar que insistían en no dejarme.

-Quiero que los informes estén en mi escritorio al final del día, ¡sin excusas, sin excepciones! - grité mientras saltaba del camión. La tableta en mis manos, la ropa pesada aún alrededor de mi cuerpo mientras intentaba enfocar mis ojos en las palabras que llenaban la pantalla frente a mí y forzar las oraciones para que tuvieran sentido en mi cabeza, pero todo fue en vano porque todo en lo que podía pensar era en Carina.

-¡Sí, capitán! - Gritaron mis lugartenientes.

Apoyé el dispositivo en el asiento del pasajero de la camioneta y me quité el equipo dejando que mis músculos se deshicieran de la tensión adicional causando cierto alivio en mis hombros, pero el peso en mi espalda seguía siendo el mismo y mi fatiga emocional era mucho mayor que mi agotamiento físico, incluso después de haber pasado horas en una escena en el centro de la ciudad.

Caminé a mi oficina, mi ropa olía a humo, mi cabello estaba despeinado, mi cuerpo estaba sudoroso y pegajoso después de tantas horas bajo el sol con ropa extremadamente caliente, pero nada de esto era relevante en ese momento. Cuando la puerta se cerró detrás de mí, moví mis manos rápidamente hacia el pomo de la puerta y me aseguré de estar encerrado solo en esa habitación antes de caminar hacia mi escritorio, poner la tableta sobre él, sentarme en mi silla e inclinar mi cuerpo hacia atrás para hacer lo que había estado haciendo durante tres días y quince horas.

Lloré.

Mi padre se empeñó en recordarme que las lágrimas eran para los perdedores, que los ganadores lidiaban con la derrota entrenando dos o tres veces más duro que antes, y en ese momento pude escuchar su voz fuerte y clara dentro de mi mente, humillándome, menospreciándome, diciéndome lo estúpido que me veía y lo patética que era esa escena. pero aún así no pude evitarlo. No había suficiente energía en mi cuerpo para contener las lágrimas que habían comenzado dentro de la habitación de Carina tres días atrás, no había forma de detener la inundación que desbordaba mi pecho y la sensación de ahogo que provenía de recordar el dolor y la decepción en los ojos de la mujer de la que estaba enamorado cuando me llamó mentirosa.

Estúpido. Estúpido. Estúpido.

¿Cómo podría siquiera pensar que comenzar nuestra historia con una mentira de alguna manera terminaría bien? No estaba tratando con una mujer cualquiera, ella no era una más en mi cama, mis palabras, mis intenciones y gestos eran relevantes para Carina -y yo quería que lo fueran- y lo único que hice fue meter la pata.

La verdad es que hace diez años, cuando desapareció, caminaba por las calles de Seattle cuando vi un volante pegado en la pared detrás del mostrador de una cafetería cerca de mi apartamento donde estaba escrito en letras grandes "Clases particulares de italiano". Nunca me hubiera puesto en esta situación hace diez años, contratando a un profesor particular para que me enseñara italiano, así que recurrí a los libros y a internet y poco a poco -y con mucha dificultad- el idioma empezó a tener sentido para mí; la segunda verdad fue que lo que me motivó a empezar a aprender italiano fue Carina y darme cuenta hoy de que incluso su ausencia impactó mi vida hasta tal punto que me dejó aún más dolorido el pecho y el aliento atrapado en mis pulmones con el miedo -pavor- que tenía de perderla. Hace diez años, estudié detenidamente libros y videos en línea para sentirme de alguna manera más cerca de la mujer que llenaba mis sueños cada noche y hoy, después de llenar mi cama, la había perdido.