Capitulo 33

625 34 0
                                    


EL PUNTO DE VISTA DE MAYA

El sonido incesante de mi despertador me despertó, pero mientras intentaba darme la vuelta en la cama me di cuenta de que estaba atrapado entre el abrazo de Carina y la mujer estaba prácticamente encima de mi cuerpo mientras mantenía sus brazos fuertemente envueltos detrás de mi nuca, y aunque me molestaba tener que levantarme temprano para ir a trabajar cuando todo lo que quería hacer era disfrutar de la mañana con mi italiano, Definitivamente no podía quejarme de despertarme en sus brazos.

Extendí mi mano hacia la mesita de noche y deslicé mis dedos al azar por la pantalla de mi teléfono tratando de hacer que el ruido cesara.

-Hmm... ¡Demasiado ruido! - refunfuñó Carina con su rostro aún enterrado en la curva de mi cuello, su cálido aliento me hacía cosquillas.

-Lo sé, mi amor, lo siento, pero tengo que levantarme para ir a trabajar. - Le devolví el abrazo y nos di la vuelta en la cama hasta que estuvo de lado, pero Carina me acercó aún más, tratando de pegar su cuerpo al mío de nuevo.

-No quiero que te vayas. - murmuró con voz somnolienta, con los ojos aún bien cerrados, el pelo desordenado y, Dios, siempre se veía tan hermosa. La verdad es que podía pasarme minutos y minutos mirando a Carina mientras se despertaba, notando cada detalle, cada microexpresión de su rostro, todo eso me atraía, todo me hacía enamorarme aún más de mi novia.

-Lo sé, no quiero ir. - La confesión salió rápidamente de mis labios, pero las palabras resonaron en mi cabeza y causaron una sensación extraña dentro de mí. Nunca me molestó tener que salir de casa para ir a trabajar, no hasta que tuve a Carina en mi vida, no hasta que ir a trabajar comenzó a significar no estar cerca de la persona que era más importante para mí. - Pero nos veremos más tarde, y me prometiste que harías mi lasaña favorita.

-Te encanta toda la lasaña que hago. - Carina se rió suavemente y finalmente abrió los ojos y casi me pierdo en ellos. Los ojos de Carina siempre eran tan cálidos y cariñosos, incluso cuando estaba peleando conmigo por estropear su cocina, o por dejar mi toalla en su cama, o por llegar tarde a la cena, siempre había una gran cantidad de amor en ellos, y todavía me costaba acostumbrarme.

-Entonces no será difícil hacerme comer más tarde. - Sonreí de reojo e incliné la cara hacia arriba, apretando nuestros labios en un casto beso. - Voy a darme una ducha, me voy a volver a dormir.

-Bien. - Carina parecía encantada con la idea de volver a dormir, y no pude evitar reírme cuando la vi darse la vuelta para estar boca abajo y acurrucarse debajo de las sábanas.

Mientras me preparaba para el trabajo, no podía evitar los pensamientos que pasaban por mi cabeza. Carina y yo llevábamos meses saliendo, cada uno de nuestros días era diferente al anterior y con cada momento que pasábamos juntos mi amor no hacía más que crecer, solo me veía cada vez más devoto de la italiana y aunque mi vida había dado un vuelco desde que ella había vuelto a mí después de diez, casi once años, no me arrepentí ni por un segundo de haber perseguido a esta mujer.

Carina me mostraba el sentido de la vida en pequeños gestos, recordándome -enseñándome- que la vida es mucho más que levantarse, ir a trabajar y volver a casa a repetir lo mismo al día siguiente. Ahora estábamos inmersos en una rutina doméstica que señalaba muy claramente cuál debía ser el siguiente paso en nuestra relación; Era demasiado difícil llegar a casa con una cama vacía, o despertarme y no tenerla pegada a mi cuerpo, no oler su perfume a mi alrededor, o reírme de cualquiera de sus comentarios durante las comidas. Quería más, pero enfrentarme al deseo de mi corazón era aterrador. Solo esperaba que fuera el tipo bueno de miedo.

-Te quiero, nos vemos más tarde. - susurré contra su oído cuando me disponía a salir de su casa, dándole un tierno beso en la mejilla antes de alejarme.

Ferry-love-boat Donde viven las historias. Descúbrelo ahora