capitulo 30

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EL PUNTO DE VISTA DE CARINA

-¡No puedo creer que estés aquí! - Grité de felicidad cuando mi amiga estuvo lo suficientemente cerca como para que yo le echara los brazos al cuello. He estado esperando para hacer esto durante las últimas 3 semanas. - ¡Al menos una cosa buena de esta conferencia!

-¡Qué bueno verte también, tesoro! ¡Te ves muy bien! Seattle te está tratando bien. - Gabriella apretó sus brazos alrededor de mi cintura devolviéndome el abrazo y dejé escapar un suspiro de alivio al tener contacto con alguien que me recordaba a Italia en el buen sentido. - Bueno, Seattle y el misterioso bombero que me muero por conocer.

-Gabri, te lo dije, nada de juegos ni chistes arriesgados, Maya es una mujer muy seria a veces y no quiero que se enoje conmigo! - La sujeté por los hombros y aparté el cuerpo de mi amiga para poder mirarla a los ojos y que viera que hablaba en serio.

-Tal vez sea exactamente por eso que estoy aquí, para ayudar a tu novia a desarrollar el sentido del humor. - La mujer se encogió de hombros y puse los ojos en blanco sabiendo que todo lo que podía hacer ahora era esperar que su encuentro no se convirtiera en una catástrofe y que terminara teniendo que elegir bando; Hubo suficiente trauma en mi pasado a la hora de elegir un bando y no quería ni podía volver a pasar por eso.

-Vamos, Andrea nos está esperando en el coche. - La ayudé con su equipaje mientras salíamos del aeropuerto.

Andrea parecía extrañamente nerviosa por este reencuentro con Gabriella, lo que me hizo sospechar, por decir lo menos, de la razón detrás de las mejillas sonrojadas de mi hermano y la pequeña sonrisa de suficiencia que Gabriella se aseguraba de lucir en su rostro.

El camino a mi casa estuvo lleno de risas y chismes de nuestros amigos en común, Gabriella contándome sobre sus aventuras, la mayoría de ellas sexuales para desesperación y vergüenza de Andrea, y se compartieron más risas, fue bueno tener el buen humor de mi amiga de nuevo.

-Te alojarás en esta habitación. - Dije mientras cargaba una de sus maletas hacia la habitación de invitados contigua a la mía. - Y deberías estar agradecido de que Maya se tomara el tiempo de ayudarme a organizar las cosas para cuando llegaras, definitivamente no habría armado esa cómoda yo sola.

-Ah, ¿así que estamos hablando de un bombero muy duro además de eso? - Mi amigo se rió después de mí.

-¿No te di suficiente información para darte cuenta de eso? - Le pregunté, compartiendo también la misma risita. - Maya es definitivamente dura, la bombera más dura, pero con el corazón más dulce del mundo.

-¡No sé nada de eso! - gritó Andrea desde la sala. - Una vez casi me mata haciendo un ejercicio de defensa personal, ¡no creo que podamos etiquetarla como una persona que tiene "el corazón más dulce del mundo" cuando está a un golpe letal de matarte!

-Eso no lo sabía. - Fruncí la frente ante la información, pero internamente estaba orgulloso de mi novia que, incluso con su pequeña estatura, podía asustar a un hombre adulto.

-¡Vamos, Maya! - añadió Gabriella, ganándose una risa irónica de Andrea.

Después de ayudarla a guardar su ropa en medio de muchas historias y noticias, decidimos dar una vuelta a la manzana para poder mostrarle dónde podía encontrar servicios esenciales cuando yo no estaba; por último, la llevé a Grey Sloan para que conociera el lugar donde trabajaba.

-¡Carina, Carina! ¿Qué has traído contigo? - Amelia prácticamente cantó la letra mientras se acercaba a los dos en el vestíbulo mientras yo firmaba unos papeles. La neurocirujana tenía una pequeña sonrisa afectada en su rostro y mantenía ambas manos firmemente metidas dentro de los bolsillos de su bata de laboratorio.

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