Capitulo 7

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EL PUNTO DE VISTA DE MAYA

¿Cómo puede alguien ser tan buen besador?

Era lo único que se me ocurría mientras la boca de Carina devoraba la mía, mientras su hábil lengua sometía la mía con ferocidad y ni siquiera me molestaba en rendirme por completo a su misericordia. Sus dos manos se clavaron en mi cabello y mis dedos se apretaron alrededor de su cintura mientras la atraía hacia mí, quería no tener que separarme nunca de ese cuerpo que había deseado durante tanto tiempo, y los suspiros que Carina soltó durante el beso me hicieron olvidar el mundo que nos rodeaba.

Nunca me había sentido cómodo con las demostraciones públicas de afecto y aquí estaba, besando tan apasionadamente a la mujer que había invadido mis sueños durante diez años y que ahora también estaba invadiendo mis pensamientos. Y no podía importarme menos lo que pensara la gente que nos rodeaba porque lo único que sabía con certeza era que no quería que este momento pasara nunca.

-Hablar. - Habló en un susurro cuando nos alejamos por unos segundos. - Tenemos que hablar, ¿verdad?

-Sí-, le respondí en el mismo tono, mirando esos ojos color chocolate que me calentaban por dentro.

Su boca estaba roja e hinchada por nuestros besos, su rostro estaba ligeramente enrojecido bajo su color bronceado habitual, sus ojos pasaron de los míos a mi boca y sus labios se abrieron en una invitación silenciosa que ahora estaba más que feliz de aceptar.

Era mi turno de llevar una de mis manos a la nuca y acercar su cara a la mía, iniciando otro beso. Ahora lento, húmedo y sensual. La mitad de mis piernas se sentía caliente, podía sentir una fina capa de sudor en mi espalda y el viento frío que antes era incómodo ahora era un alivio para mi cuerpo. Le mordí el labio inferior suavemente antes de chuparlo en mi boca, dejándolo escapar con un discreto "pop" antes de pasar mi lengua por sus labios y buscar su lengua de nuevo.

Su cuerpo se ondulaba ligeramente contra el mío, pero el roce -aunque ligero- de sus pechos contra los míos me hizo gemir contra sus labios. No había lugar para la vergüenza, quería que me escuchara gemir, quería que supiera cuánto la deseaba, cuánto quería llevarla a casa conmigo y deshacerme de su ropa.

-No hagas eso. - Suspiró, apartándose después de sujetarme ambos lados de la cara.

-¿Qué? - pregunté, tratando de inclinarme de nuevo hacia adelante y besarla una vez más.

-Deberíamos parar. - Ignoró mi pregunta y mi deseo de volver a sellar mis labios en los suyos. - Tengo que ir al hospital pronto.

Ahora recordé nuestra conversación de hace unos días cuando ella me había dicho que estaría de guardia esa noche -a las 10 de la noche, si no me equivoco- y miré el reloj que llevaba en la muñeca para comprobar la hora. 20:24 horas. Miré a nuestro alrededor, algunas personas realmente nos miraban con miradas molestas, otras sonreían ante la escena que habíamos causado, pero lo que realmente me preocupaba era darme cuenta de que estaríamos regresando a nuestro lado de salida del Ferry en unos 20 minutos.

-¿Qué significa esto? - preguntó Carina en voz baja, acariciando mi cara con sus pulgares y haciéndome mirar su rostro de nuevo. ¿Cómo puede alguien ser tan hermoso?

-No sé. - Confesé porque realmente no había pensado más allá de las ganas que tenía de besarle los labios desde la primera vez que la había visto en el Ferry hacía tantos años. Para mí, esta posibilidad siempre había sido tan lejana que no podía imaginar cuáles serían los próximos pasos.

Carina no era cualquiera, y yo lo sabía. Sabía que tampoco podía tratarla como a cualquier otra mujer a la que llevaría a mi cama, follaría toda la noche y le pediría que me fuera de mi apartamento lo más rápido posible.

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