30. La batalla del Nexo: NY

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Era una mañana como cualquier otra en la gran ciudad de Nueva York. El sol comenzaba a filtrarse entre los imponentes rascacielos, pintando de tonos dorados las calles bulliciosas. El aroma a café y ajetreo urbano llenaba el aire mientras los transeúntes se apresuraban en sus quehaceres diarios.

En una calle lateral, frente a un pequeño café de aspecto acogedor, se encontraba Danae. Con su cabello rizado al viento y una taza de café humeante en la mano, observaba el ajetreo de la ciudad con una mezcla de asombro y familiaridad. Hace ya casi un año que había sido amiga de las tortugas que habitaban las alcantarillas de la ciudad, y esos lazos la conectaban de alguna manera con cada rincón de Nueva York.

Decidió adentrarse en el café, donde el aroma a granos recién molidos la envolvía. Se acomodó en una mesa junto a la ventana, desde donde podía observar la vida cotidiana de la ciudad. Mientras saboreaba su café, reflexionaba sobre las travesías y amistades que la habían llevado hasta ese punto.

Afuera, la ciudad despertaba con su característico bullicio. Personas apuradas caminaban por las aceras, cada una con su propia historia, sus propios sueños. Pero en ese momento, el café se convertía en un refugio, un espacio donde Danae podía detenerse y apreciar las relaciones que había cultivado.

El camarero, con un gesto amable, le sirvió un nuevo café, y Danae agradeció con una sonrisa. Mientras el vapor se elevaba de la taza, los recuerdos de encuentros fortuitos y conexiones inesperadas se entrelazaban en su mente como las hojas de un buen libro.

De la nada, el cielo se tornó de un color rojo aterrador. La gente empezó a correr desesperada y horrorizada. Danae, siendo ya una chica acostumbrada a situaciones extraordinarias tras pasar mucho tiempo con las tortugas, salió rápidamente afuera y vio una esfera negra en el centro de la ciudad. Esta esfera, poco tiempo después, comenzó a extender cuerdas oscuras que consumieron la ciudad en un segundo.

El caos se desató a su alrededor mientras las cuerdas se enrollaban alrededor de los edificios y absorbían todo a su paso. Danae, con sus instintos alerta, intentó esquivar las cuerdas oscuras que se expandían como tentáculos voraces. Pero en un instante, todo se volvió negro para ella.

Una oscuridad profunda la envolvía, y el silencio se apoderó de su entorno. La sensación de estar suspendida en la nada la abrazó, mientras intentaba comprender el alcance de la calamidad que acababa de presenciar. Danae se encontraba ahora en el corazón mismo de la oscuridad, sin saber qué destino le aguardaba en ese sombrío rincón de su realidad alterada.

....

Al despertar, Danae fue aturdida levemente por la luz del lugar. Cuando pudo acostumbrarse a la luz, ella vio su entorno. Estaba en una silla de playa, echada. A su lado, estaba su amiga Abril O'Neil, Splinter y El Barón Draxum, el cual en este momento era alguien amigable... más o menos. El punto es que ya no era una amenaza. Ella volvió a visualizar el lugar y se dio cuenta de que estaban en un crucero con más personas.

Ella parpadeó muchas veces.

- ¿Qué pasó...? - preguntó algo asustada-. ¿Por qué estamos aquí?

- No lo sé - respondió Splinter, tomando un jugo tropical de una piña-. Pero me agrada esto.

La brisa marina acariciaba el rostro de Danae mientras intentaba procesar la extraña transición desde la oscuridad a este idílico escenario. El crucero se mecía suavemente en las olas, y risas y conversaciones animadas llenaban el aire. Un cambio de ambiente radical que, aunque desconcertante, tenía un aura de calma y alegría.

- No te preocupes, Danae. Parece que estamos de vacaciones inesperadas - comentó Abril con una sonrisa tranquilizadora.

El Barón Draxum, con su tono sarcástico característico, agregó:

Trazando Acordes Del Corazón (Rise!Leo x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora