Trazando Acordes Del Corazón (Rise!Leo x Reader)

25.

-Que? No, claro que no haré eso!-. Exclamó nuestra protagonista, apoyando su mano izquierda en la mesa.
Ella estaba en la casa de su madre, Veronica, y estaban discutiendo algunas cosas.

- Pues debes. Ya hablé con los directivos del teatro y están encantados de volverte a recibir. Marilyn se bajó del puesto de Julieta debido a que simplemente quería molestarte y realmente no quería participar en el papel.

Danae frunció el ceño.

- Ok, eso no me sorprende. Pero Igualmente no iré. Ya dejé eso atrás-. Danae se mantuvo firme en su decisión, negando rotundamente la propuesta de regresar al teatro.

La discusión continuó entre madre e hija, revelando las tensiones subyacentes en su relación.

- No entiendo por qué eres tan terca, Danae. El teatro es tu verdadera pasión - argumentó Veronica, tratando de persuadir a su hija.

Danae suspiró, tratando de mantener la calma.

- Mamá, ya te dije que no quiero volver al teatro. La gimnasia artística es lo que realmente me llena ahora. ¿Por qué no puedes aceptarlo?

La madre de Danae no estaba dispuesta a ceder y continuó presionándola. La discusión se intensificó, revelando la dinámica controladora y manipuladora que existía entre ambas.

A medida que la tensión aumentaba, Danae recordaba cómo la pasión por el teatro fue inculcada por su madre desde el accidente. Aunque lo disfrutó por un tiempo, eventualmente descubrió que su verdadera pasión seguía siendo la gimnasia artística.

La tensión en la habitación se palpaba mientras Danae enfrentaba a su madre, decidida a seguir su verdadera pasión en la gimnasia artística. Veronica, por otro lado, no estaba dispuesta a aceptar la elección de su hija.

- No permitiré que vayas a esa gimnasia - ordenó su madre con firmeza.

Danae, sin embargo, se mantuvo firme en su decisión.

- No puedes hacer eso. Yo puedo tomar mis propias decisiones - respondió, desafiante.

En medio de la discusión, Veronica notó que Danae no llevaba puestos sus característicos guantes, y su rostro reflejó preocupación.

- Danae, ¿dónde están tus guantes? - preguntó su madre, tratando de mantener la calma para no alarmar a su hija.

La respuesta de Danae sorprendió a su madre y, al mismo tiempo, la hizo sospechar.

- Pude deshacerme de ellos. Entendí que no necesito usarlos ni esconderme de mi pasado - reveló Danae con una sonrisa.

La madre, detectando algo más en las palabras de su hija, indagó con cautela.

- ¿Quién te dijo eso? - preguntó, notando la expresión de Danae, que contradecía sus palabras.

Danae tardó en responder, y finalmente lo hizo con un matiz que revelaba más de lo que quería admitir.

- Un... amigo - dijo, aunque su rostro delataba que ese amigo podría ser algo más que eso.

- Oh, un amigo... ¿Es enserio? - dijo su madre acercándose lentamente-. Se te nota en tu cara que es algo más, Danae. Igualmente, quiero que lo traigas para conocerlo.

Danae se sobresaltó ante la petición de su madre. Sabía que esto no podía terminar bien. La experiencia previa con su madre siendo testigo de su pasado no había sido agradable, y no quería repetir la situación.

- ¿Qué? ¡No! - respondió nerviosa-. Mamá, no lo traeré.

- Eso es una orden, Danae. Si no, no permitiré que sea te vuelva a ver.