IMPERIO CASSANOVA© (2 LIBRO DE LA BILOGIA IMPERIO) [+18]

VI

El que se meta conmigo, se lo lleva su chingada madre.

—Elliot Cassanova.

Elliot Cassanova:

    Victoria me tiene con los huevos agarrados. Trae mas sorpresas que las mismas cajitas de regalos.

    —No le pasa nada, es que... —tira sus brazos hacia abajo con exasperación—. Es que tengo una hija de 5 años. Era hija del hombre que mataste hace varias horas.

    Esas palabras me dejan en shock. Estoy paralizado.

    Chingada madre. Maté el padre de la hija de Victoria.

    —¿Por qué carajos no me dijiste que tenías una hija y que al hombre que iba a matar, era su padre? —le pregunto histérico.

    Ella levanta los hombros como si no sabe que contestarme.

    —Es que he escuchado que eres el diablo y pensé que no te gustaban los niños. —ella acaricia su rostro frustrada—. No sabía si querrías aceptar a mi hija en tu casa.

    Si. Pues si, me lleva la chingada madre.

   Los unicos niños que me agradan son mis sobrinos. Además de que son bien portados y educados, son como mis hijos. No tengo ese afecto con otros niños ni me interesa tenerlo, por ende no me gustan los niños que no sean mis ahijados.

     Lentamente me voy alejando de ella y queriendo ignorarla por unos segundos, salgo del baño y me dirijo hacia al closet para colocarme unos boxers y un pantalón.

    —Elliot... —me llama Victoria.

    Respiro profundo queriendo pensar que debo contestarle.

    —No sé qué decirte. —me coloco el bóxer y luego coloco mi toalla, en el gancho.—. No me gustan los niños, pero tampoco es que soy un animal con ellos. —agarro un pantalón fino y empiezo a subirmelo por las piernas.

   Ella se queda estancada mirándome, como si esperara algo de mi.

    —Necesito tener a mi hija conmigo. ¿Podrías?

   Cuando ella habla de podrías, sé lo que va a decir. Quiere que su hija venga a vivir aqui en mi casa y si viene ella, viene su madre.

    Me lleva la chingada. Que bello, vivir con toda su familia.

    —Ni lo pienses. —es lo único que le digo para luego darle la espalda para buscar una camisa blanca y un traje negro.

    Siento sus pasos acercándose a mí, esta mujer no dejará de molestarme.

    —Por favor, no te molestarán. Ninguna de las dos, ni siquiera yo. —expresa ella ansiosa queriendo convencerme.

    Es que ni loco voy a vivir con tres mujeres. Eso sería un suicidio.

     —Ya dije que no. ¿Estás segura que hablas español? —le pregunto queriendo terminar el tema.

    Ella sostiene mi brazo evitando que me aleje de su lado.

    —Haré lo que sea, Elliot. No puedo estar alejada de mi hija, ella es mi vida. —su expresión y su mirada terminan convenciendome.

     Sus ojos expresan lo que sus palabras no pueden.

    —No me gustan las personas. Tener tres mujeres en esta casa será un infierno para mi. —le comento queriendo que entre en razón.

   Ella niega dos veces con la cabeza.