XXXVI

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La venganza la serviré caliente con la cabeza de mis enemigos.

—Elliot Cassanova.

VICTORIA:

   En este momento desearía morir.

   No pensé que nunca en mi vida volvería a estar totalmente expuesta delante de un hombre a quién no deseo.

   Es en estos momentos cuando creo en los cuentos románticos, esperando a mi villano a que venga a rescatarme y mate a todos solo por osar tocarme.
 
   Pero si Elliot no llega, sería la tortura más dolorosa en mi vida. Porque el pasado se olvida más rápido que el presente y volver a estar en esta situación no se la deseo a nadie.

   Estoy en una de las camas del bunker, abierta de piernas, solamente con mis bragas de encaje acompañándome. Ese hombre me ha quitado toda la ropa que tenía.

   No puedo mentir. Me siento muy cansada. Hace un día y medio, tuve amenaza de aborto. Ni siquiera sé en qué quedó eso, porque cuando me estaban asistiendo, ellos llegaron.

   No sé si estoy embarazada y no sé si he abortado. Lo único que sé es que me duele mucho el vientre bajo.

    Mientras tanto, Crystal está amarrada en una de las esquinas, con tres sogas. Una en las manos, otra en los pies y la última en la cintura. Su boca está tapada con cinta adhesiva.

   Ella luce inmune, como si no le importara que él le hará a ella.

    —Bien, comencemos con la noche de sexo. —comenta él doctor entrando a la habitación—. Espero que estés bien emocionada, porque yo si lo estoy.

   No digo nada.

   No muevo ni un músculo.

   No vale la pena.

   —¿Dónde está mi hija y mis sobrinos? No le hagan daño, ellos son unos niños. —expreso acongojada y triste por la razón de que mi hija está triste y ellos se la han llevado.

   El doctor revisa que las correas con las que me tiene inmovilizada, estén bien amarradas.

   —Elliot tiene un tesoro y me temo que le preguntaré si él ha sabido aprovecharlo... —agarra mis pechos y empieza a acariciarlos con brusquedad—. Wow, que suavidad tienen, me imagino lo rico que se han de sentir en mi boca. —los suelta y se acerca a mis labios—. ¿Puedo? —empieza a carcajearse.

   Crystal lo interrumpe al ella moverse seguidamente como si lo fuera a golpear si no estuviera amarrada.

   Le agradezco que aún yo estando así se preocupe por mi.

   —¿Qué perra? A ti también te voy a follar, no comas ansias. Tranquila, que esto... —se agarra el miembro encima del pantalón—. Da para todas, preciosa. Mientras tanto, déjame ocuparme de tu cuñada.

   Entonces cuando dice estás palabras, se vuelve hacia mi y agarrando mi pecho izquierdo, empieza a chuparlos como si estuviera ordeñando a una vaca.

   Me duele.

   Me duele que me toque de esta manera.

   Cierro los ojos, queriendo imaginar que es Elliot, aunque es una ofensa, pero es lo único que puedo hacer para no ahogarme en mis lágrimas.

   Crystal empieza a gritar y aunque su voz está amanzada por la cinta adhesiva, escucho como ella grita "no, sueltala".

    Las lágrimas que salen de mis ojos, no me permiten ver bien.

    Deseo no estar aquí.

    Deseo que Elliot me rescate.

    Deseo no tener que volver a vivir esto.

IMPERIO CASSANOVA© (2 LIBRO DE LA BILOGIA IMPERIO) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora