IMPERIO CASSANOVA© (2 LIBRO DE LA BILOGIA IMPERIO) [+18]

XV

El que no ve es como el que no siente.

—Elliot Cassanova.

Narrado por Elliot Cassanova:

   Creo fielmente que cuando Dios estaba repartiendo la suerte, llegué demasiado tarde.

   Victoria es como el veneno, desde que entra al organismo, se esparce demasiado rápido. Esta si no se la perdono. Utilizar a mi hija para hacer lo que se le venga en ganas es demasiado para soportar.

   Es indescriptible lo que está pasando, porque Victoria y yo no tenemos ninguna relación y que ella coloque a mi hija como medio divisor en algo que a nadie le incumbe, me es muy molesto.

    Angélica deja de mirar por un momento a Victoria, quien tiene una mirada de emoción porque sabe que ha logrado lo que quería.

   —¿Debería irme, Elliot? —pregunta Angélica con una expresión de incomodidad por la situación dada.

    Mi mirada se fija en Victoria quien espera con muchas ansías, que saque de mi casa a Angélica.

    Pero lo que me llama la atención es que Victoria se abajo hasta estar a la altura de Isabelle, y es allí cuando le susurra algo en el oído.

    —Señora, le acabo de decir que es muy tarde. Mañana mi padre la recibirá. —expresa Isabelle, me imagino que repitiendo lo que Victoria le dijo en el oído.

    Angélica lentamente se desplaza hacia donde está Isabelle y agarrando una de sus manos, intenta hablarle.

    —¿Cómo te llamas? —le pregunta Angélica.

    Isabelle gira su rostro hacia mi, queriendo saber si ella puede contestarle, a lo que asiento para que lo haga.

   —Isabelle ¿y usted? —le pregunta de vuelta.

    —Angélica. —ella le sonríe después de decir su nombre—. Tu nombre es muy hermoso, al igual que tú. —Isabelle sonríe a medias, por miedo a que Victoria se enoje.

   Y como siempre, Victoria daña el momento. Impulsivamente rompe la unión de las manos entre Isabelle y Angélica.

   —No toques a mi hija. No tienes el derecho de hacerlo. —expresa Victoria entre dientes, como si fuera a golpearla.

    Angélica le sonríe con tranquilidad, no alterandose por sus palabras.

    —Solo intentaba simpatizar con la niña. —le sonríe a Victoria aún más—. Elliot me comentó que su hija es muy hermosa, pero veo que es aún más que eso. Es muy inteligente. Mis respetos para usted, Isabelle.

   Isabelle se agarra su vestido, por lo que creo que está nerviosa.

    —Gracias, usted es muy bonita, también. —cuando Isabelle dice esto, inmediatamente se suelta de las manos de su madre y corre hasta donde estoy.

   Cuando llega a donde mi, se agarra de mi brazo izquierdo.

    Le ofrezco una sonrisa, antes de levantarme de la silla y agarrar sus manos.

    —¡Jasper! —lo llamo esperando que aparezca lo más rápido posible.

   No pondré en su lugar a Victoria con Isabelle aquí.

   Jasper aparece luego de varios minutos.

   —Mande, mi jefe. ¿En que puedo servirle? —pregunta él.

    —Lleva a Isabelle a mi habitación. Dile a su niñera que suba y le ponga su pijama y que no se vaya de la habitación, hasta que yo llegue. ¿Entendido? —le pregunto a Jasper.