XI

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Espero que en algun momento no te enamores de mi como yo me enamoré de ti, lo que provocó que al final sufriera.

—Elliot Cassanova.

Narrado por Elliot Cassanova:

    Desde el momento en que la madre de Victoria piso un dedo en mi casa, supe que esa mujer me odiaba. Aún desconozco la razón y realmente no me importa. No le he hecho absolutamente nada para que actue así, por lo que si ella me odia, que se las arregle, no puedo estar molestandome por cosas innecesarias.

     Sin embargo; todo tiene un limite.

     El apuntarme con un arma en la cabeza, ya pasa de lo normal.

     No lastimo a las mujeres, nunca lo he hecho y ni lo haré, pero él que ella me esté apuntando me está carcomiendo por dentro, creando una ira que no quiero que salga.

     —¡Infeliz! —apunta el arma con más precisión—. Si le pusiste la mano a mi nieta te mato. —pega la punta de la pistola en mi frente.—. No te bastó con acostarte con mi hija, ¿eres tan pervertido que tambien quieres hacerle daño a una niña?

     Carajo.

     Maldita sea. Esta mujer verdaderamente está loca de la cabeza.

    ¿Cómo puede pensar que le hice daño a Isabelle? En pocas palabras que la toque indebidamente.

    De tan solo pensarlo me dan ganas de vomitar. Eso es asqueroso y cualquier persona que haga eso merece que le corten el pene y los testiculos.

     —Usted tiene esa mente sucia, pero muy retorcida. —expreso moviendo mi cabeza esperando que quite la pistola y como no tiene ganas de quitarla, le quito la pistola de las manos.

    Me levanto de la cama y sacándole el cargador al arma, la desarmo dejandola inactiva para que no la vuelva a utilizar.

    Jasper de un momento a otro entra corriendo a mi oficina.

    —Patrón, ¿qué está pasando? —pregunta Jasper exasperado por la vista.

    —Eso mismo me pregunto yo. Me pregunto ¿como es que esta mujer del demonio tiene un arma en sus manos? —coloco mis manos en la cintura.—. Porque yo no sé, así que espero que tu si sepas.

    Jasper me mira con su típica expresión de que no sabe absolutamente nada.

    Maldición.

    Ya me está comenzando a doler la cabeza. Todo este problema me causa estrés y el saber que no puedo matar a esta mujer me causa más.

     —Lo siento, Jefe. No observé en que momento ella entró con esta pistola.

    Sus disculpas me valen mierda, pero después hablaré con él.

    —¡Eres un maldito hijo de perra, desgraciado! —la señora se lanza hacia arriba de mi.

    Me agarra de los cabellos y me mueve la cabeza de un lado a otro.

    Es verdad que Dios le da las peores batallas a sus más grandes guerreros. Porque si Isabelle no estuviera en esta habitación, ahora mismo me retracto de que no mato a mujeres y le lleno la cabeza de plomo.

   Agarro sus manos y las alejo de mi cabello, no importandome que me deje calvo por lo fuerte que me estaba agarrando y jalando el cabello.

    Agarro sus manos fuertemente y aunque ella se esfuerza por safarse de mi agarre, no lo logra.

   Entonces es allí cuando Isabelle se despierta y al verme agarrando las manos de su abuela, se altera y corriendo hacia donde estoy, me jala la camiseta para que le preste atención.

IMPERIO CASSANOVA© (2 LIBRO DE LA BILOGIA IMPERIO) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora