IMPERIO CASSANOVA© (2 LIBRO DE LA BILOGIA IMPERIO) [+18]

I.

El que mucho ahorca, poco abarca y él que intente ponerse en mi camino, se lo lleva la mismisima chingada.

—Elliot Cassanova.
  

Elliot Cassanova:

    Negocios, son negocios y a mi me importa una mierda a quién tenga que matar por el bienestar del mío.

   Mi antiguo tutor, mi mejor amigo Enzo Rinaldi, me enseñó que en este mundo no hay lealtad, solo bienestar propio y eso es lo que hago en este negocio. Sin embargo; me lleva la chingada.

   ¿Cómo que el cargamento que salió de droga para México todavía no ha llegado?

    —¿Quién fue el maldito hijo de la mierda que saboteó mi cargamento? —le pregunto a mis productores y embolsadores para que ellos mismos desembuchen.—. A ver, o aquí hablan o nos vamos a chingadasos todos.

   Malditos.

   Todos se quedan callados, nadie habla para decir que la regó y bien feo.

    Ahora entiendo lo molesto que se colocaba Enzo cada vez que un soplón hacia de las suyas. Pero ellos ahora me van a escuchar.

   —¡Jasper! —llamo a mi mano derecha en el negocio—. ¡Jasper maldita sea, te estoy llamando!

    Al gritar tan fuerte llamando al idiota, el abre la puerta de mi oficina y entra como alma en peligro.

   —¿Qué ha pasado? ¿A quién tengo el honor de matar? —pregunta todo emocionado.

   Giro los ojos dejando de mirarlo a él, para entonces mirar a los 16 hombres que están frente a mi y donde uno de ellos es el culpable del problema que tengo.

   Bien, como ninguno de ellos quiere hablar, tendré que jugar con sus sentimientos, a ver si así sueltan la sopa.

   —Quiero que emitas una orden a mi hombres y con ellos vayas y mates a los niños de cads hombre de estos, si no tienen hijos, pues mata a las esposas.

   Las expresiones que colocaron en su rostro son de extrema risa. Es obvio que no van a querer que su familia muera, ni siquiera yo quisiera eso, pero ellos no me dejaron opción y tuve que manipularlos.

   Sin embargo, tan solo mis palabras hizo que el culpable saliera y se arrodillara delante de mi, pidiendo clemencia entre balbuceos.

    —¿Fuiste tú? —pregunto agarrando su cabello y colocando su cabeza hacia atrás para ver su rostro rojo de las lágrimas.

   —Me lo ordenaron y me pagaron muy bien. —expresa él, muerto del miedo.

   —¿Quién?

   —Una mujer, ella me dijo que quería dañar su negocio y que tenía que ayudarla. —se limpia las lágrimas.—. Ella me dijo que tiene una cuenta que saldar con usted y pues por eso hacia lo que está planeando.

   Una mujer.

   Genial, no lo hago daños ni maltrato a mujeres lo cual me pone en una situación difícil.

   —¿Dónde la puedo encontrar y cómo es ella? —le pregunto jalandole más el cabello.

   —La puede encontrar en Puerto vendetta, ella es al parecer una campesina, no estoy muy seguro, pero su cabello es negro y largo hasta la cintura. —la jalo el pelo más duro esta vez, debe decirme todo.—. Tiene un dragón en la espalda y en el pecho tiene un triskelion, es algo nórdico.