IX

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Es tu cuerpo el que va a hacer que pierda la cordura y termine haciéndote el amor con locura.

—Elliot Cassanova.

Narrado por Elliot Cassanova:

   

   ¿Qué si le tengo ganas a Victoria? Ganas, no. Le tengo un deseo infernal, pero no pertenezco a ninguna mujer y no me gusta estar amarrado a nadie y sé que a ella no le va a gustar eso, tampoco a mi.

    Por esa razón no puedo acostarme con ella. Primero por miedo a encularme y no dejar de pensar en ella. Segundo por miedo a lastimarla. Para mí las mujeres son sagradas y sus sentimientos lo son aún más, por esa razón no puedo permitirme arruinarle el futuro, un futuro que podría lograr con un buen hombre, no con uno como yo.

    Cuando escucho la voz de la madre de Victoria, inmediatamente le coloco una mano en la boca.

    Esa mujer piensa que su amada Victoria es una niña. La cuida más que a su nieta.

    —Si hablas, nos lleva la chingada. —murmuro tan bajo que solo Victoria logra escucharme.

   Ella se sonríe, imagino que esta situación debe de gustarle. Es la sensación de que te podrían encontrar, la que induce a las personas a hacer este tipo de actividades al aire libre, porque realmente no sé cómo se me ocurrió besar a Victoria en el pasillo.

    De todos modos, es mi casa y hago lo que se me venga en gana en ella, pero para la madre de Victoria, soy su jefe y no debo sobrepasarme de mis límites profesionales.

    —Victoria, por Dios. ¿Dónde te metiste? Estoy tan agotada. —suspira fuerte—. Ya estás grande, sabes lo que haces. Mejor me iré a dormir y en la mañana te sermoneo.

    Cuando la madre de Victoria dice esto, escucho sus pasos alejándose de donde estábamos. Tan solo con ella caminar unos segundos más, nos hubiera encontrado.

    Lentamente intento separarme de Victoria, pero ella aprieta más sus piernas alrededor de mi cintura.

    —No hemos terminado. —comenta ella llamando mi atención.

   —Ya no tengo ganas. —suelto su cuerpo en el suelo.

   Victoria instintivamente empieza a mirarme con un ceño fruncido, queriendo manipularme.

    —¿Ya se te fueron las ganas tan rápido? Espero que no seas un eyaculador precoz.

    Oh.

    Eso fue una ofensa muy grande, diría que de la escala 5.

     Lo peor de todo es que si yo le digo algo similar, ella sería la ofendida más grande del mundo.

    Mi mirada lo dice todo. No me gusta que me ofendan, así que desde ahora guardaré mis distancias.

    Sin querer seguir mirándola, me giro en mis pies y empiezo a alejarme de ella, no contestando su ofensa.

    —¿Me vas a dejar con la palabra en la boca? —pregunta ella, pero no me giro a mirarla, menos a contestarle.

   Agarro el picaporte de mi habitación y entro en ella, alejándome de la bipolar de Victoria.

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IMPERIO CASSANOVA© (2 LIBRO DE LA BILOGIA IMPERIO) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora