II.

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Yo soy el fuego en que tú arderás.

—Elliot Cassanova.

Elliot Cassanova:

   —¡Hijo de puta, hijo de la chingada, hijo del diablo! No, disculpa... —exclama histerica—. Tú eres el mismísimo diablo.

    Esas palabras solo me alentaron a acercarme a ella y agarrar su brazo y pegarla de mi cuerpo.

   —Bienvenida al infierno. —levanto mis brazos de lado a lado.

   Ella ha entrado en la casa del lobo.

   —Eres un malnacido y vas a pagar por lo que me hiciste... —Es la única frase que mencionan sus labios, acompañada de una mirada feroz, que me dice que esto va a estar divertido.

   No le pregunto que le hice, de hecho, no me interesa.

   Mi mirada y la de ella están haciendo competencias de quien deja de mirar a quien primero. Esta mujer viene a mi casa y quiere imponerse no conociendo quien soy.

    —Eres más feo de lo que pensé. —expresa con una sonrisa triunfadora.

   Ufff, eso dolió, pero como no soy feo y estoy buenísimo, no me importa.

   Enzo para rematar la tensión que hay entre nosotros, se ríe por lo que ella acaba de decir.

   —Controla tus palabras mujer, que si fuera de mi boca que salieran esas palabras, entonces dirías que soy un machista, mal educado e hijo de puta. —comento enojado con su comentario. A mi me enseñaron que lo que no te gusta que te hagan; no lo hagas—. Y vete de mi casa. Con tu comentario me doy cuenta de lo inmadura que eres. —la miro de abajo hacia arriba—. No suelo contratar a niñas.

    En cuanto digo me doy una vuelta y empiezo a caminar para dejarla con las palabras en la boca. Sin embargo; los roles cambian cuando al parecer ella saca una pistola, jala el gatillo y me empieza a apuntar con ella.

    Espero varios segundos, creyendo que me va a disparar, pero no lo hace, así que me giro y le doy una sonrisa ladeada haciendo que en su expresión se note lo molesta que está.

    —Si me hubieras querido matar, ya habrías disparado. —pongo mis dos manos en mi cintura para darle más intensidad a mis palabras—, no me hagas perder más el tiempo. Hazlo ya, pero..., si lo haces estarás muertas en un dos por tres ya que mi compadre Enzo te volará los sesos.

    Cuando le digo esto ella deja de mirarme y dirige su mirada hacia Enzo.

    —Espera..., —ella se coloca una de sus manos en la boca—. ¿Eres Enzo Rinaldi? Ay por Dios, ni sé para que pregunto, claro que lo eres.

   Enzo le sonríe confiado. Nunca he visto que le tenga miedo a alguien ni que sea susceptible a lo que otra persona quiera de él.

   —¿Cómo estás? ¿Bien? Que bueno. —comenta Enzo—. No dejé que respondieras porque no me interesan tus respuestas. —Enzo se acerca lentamente a ella—. ¿Qué es lo que realmente deseas?

    Cuando Enzo le pregunta esto, su expresión cambia a una furiosa y sin medir sus impulsos, le da con la pistola a Enzo en la frente, haciendo que él retroceda inmediatamente hacia atrás por el impacto del golpe.

   Ni siquiera me espero a que Enzo se eche hacia atrás porque de inmediato le quito la pistola y la pego a la pared, presionando su cuello para que poco a poco pierda el conocimiento. Cuando ya está desmayada y mi mano la está sosteniendo, poco a poco la voy soltando hasta que cae en el suelo.

IMPERIO CASSANOVA© (2 LIBRO DE LA BILOGIA IMPERIO) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora